Aunque el proyecto no tiene ninguna posibilidad de ser aprobado en el Senado, donde los republicanos son mayoría, y además enfrenta una amenaza veto de la Casa Blanca, los demócratas siguieron adelante de todas formas.
Es uno más de múltiples proyectos de ley que han compilado y que dejan ver cuáles son sus prioridades en cuanto a los servicios médicos, el empleo, la ética y los derechos al voto, asuntos que pretenden esgrimir en las elecciones presidenciales y legislativas de este año.
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El proyecto de ley fue aprobado en la cámara baja por 234 sufragios a favor y 179 en contra, una votación que en gran medida se definió de acuerdo con las líneas partidistas y con sólida oposición de los republicanos. Estos, que nunca han cedido desde que se opusieron unánimemente a la ley promovida por el presidente Barack Obama en 2010, dijeron que la medida es un golpe al sistema de atención médica de la nación durante la pandemia, y una maniobra política.
“Este proyecto de ley intenta explotar la pandemia del coronavirus para resucitar propuestas partidistas ya muy gastadas”, escribió la Casa Blanca en un comunicado. Dijo que las cláusulas que reducen los costos de las medicinas que requieren receta afectarían los ingresos de las farmacéuticas y “socavarían la innovación estadounidense de la que depende todo el planeta” al limitar sus investigaciones sobre vacunas y tratamientos.
Es casi seguro que los votos de los legisladores republicanos contra la medida sean incluidos en la propaganda de campaña. En un adelanto de lo que probablemente contendrán, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo que la votación del lunes le dio a los legisladores la posibilidad de elegir entre fortalecer las protecciones al acceso a la atención médica o ser “cómplices” en los intentos de Trump por desmantelarlo.
“No se equivoquen”, dijo Pelosi. “Un voto en contra de este proyecto de ley es un voto por debilitar la salud y la seguridad financiera de los estadounidenses durante una pandemia”.
El proyecto de ley ampliaría los créditos fiscales para los estadounidenses de menores ingresos con el fin de que puedan pagar las primas de sus seguros de gastos médicos, permitiría que más personas cumplan los requisitos para recibir subsidios y pondría un tope a la porción de sus ingresos que algunos consumidores pagarían para recibir cobertura.