El ataúd y el cadáver de un reo que murió en una riña en un penal del sur de México fueron incendiados por hombres armados que interceptaron el coche fúnebre cuando se trasladaba, dijo el sábado a la AFP un funcionario estatal.
Los atacantes 'bajaron el ataúd con el cuerpo, le rociaron gasolina y lo incendiaron', dijo el funcionario del gobierno de Guerrero (sur) que pidió en anonimato.
Ismael Ocampo Álvarez apodado 'La Naila' murió en un penal del municipio de Iguala, adonde un grupo de seis hombres armados ingresó el viernes en la madrugada, originando un enfrentamiento en el que fallecieron otros tres reos y cinco de los atacantes, que fueron abatidos por custodios de la cárcel.
Por su parte, un portavoz de la secretaría de Seguridad Pública estatal informó que el saldo del enfrentamiento dentro del penal se elevó este sábado a 10 muertos, tras el fallecimiento de un custodio que había quedado herido y estaba hospitalizado.
Según fuentes oficiales Ocampo Álvarez, de 41 años, era el enlace del cartel de los Caballeros Templarios, que opera en el vecino estado de Michoacán (oeste), con organizaciones criminales de Guerrero y controlaba a los reos de esa cárcel.
El enfrentamiento en el penal se originó por 'una venganza' de un grupo criminal antagónico a 'La Naila', luego de que el jueves otro reo muriera a consecuencia de los golpes que recibió en una riña, dijo la fuente.
El cuerpo de Ismael Ocampo era trasladado el viernes por la noche en un coche fúnebre junto a sus familiares desde Iguala (Guerrero) a Cuernavaca, capital del vecino estado de Morelos (centro, 105 km), cuando un comando armado lo interceptó en la carretera para quemar el cadáver.
Los empleados de la funeraria y los familiares huyeron del lugar y se han negado a interponer una denuncia tras haber sido amenazados.
Agentes del ministerio público se trasladaron al lugar donde quedó el ataúd quemado para realizar las investigaciones.
Guerrero, uno de los estados más pobres del país y donde se ubica el balneario de Acapulco, se ha convertido en una de las entidades más violentas del país con 2.310 homicidios en 2012 y 1.916 entre enero y noviembre de 2013, según cifras oficiales.
La inseguridad en ese estado se debe a la fuerte presencia del narcotráfico que cultiva marihuana y amapola y utiliza su territorio como trasiego, además de ejercer otras actividades criminales como la extorsión, secuestro y narcomenudeo.
Las cárceles mexicanas, especialmente en las regiones azotadas por el narcotráfico, son escenario de riñas, masacres y fugas masivas que sólo en 2012 dejaron 154 internos fallecidos y 264 evadidos.