La explosión de marzo de 2019, que llevó al cierre de esta planta de la ciudad de Yancheng, en la provincia de Jiangsu, es uno de los peores accidentes industriales que ha conocido el gigante asiático estos últimos años.
Según informó la agencia oficial de noticias china Xinhua, los acusados, dirigentes y empleados de la empresa Jiangsu Tianjiayi Chemical fueron condenados a penas de cárcel de entre 18 meses y 20 años.
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También fueron condenados algunos dirigentes políticos locales.
El tribunal de Yancheng consideró que la empresa había producido y guardado conscientemente productos y residuos químicos peligrosos aún cuando 'las condiciones de almacenamiento no respetaban las normas de seguridad'.
Seis instituciones gubernamentales locales, entre las que se encuentran los encargadas de protección del medio ambiente, habían falsificado documentos para atenuar el riesgo de las actividades de la planta, algunos aceptando sobornos, según el tribunal.
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La explosión, que se originó por un incendio en la planta de abonos de Tianjiayi, arrasó la zona industrial cercana y rompió puertas y ventanas en cuatro kilómetros a la redonda.
Las reglas de seguridad en China son a menudo ignoradas o poco controladas, lo que hace que se den muchas explosiones en industrias y obras.
En 2015, una serie de enormes explosiones en las instalaciones químicas de la zona portuaria de la ciudad de Tianjin (norte) dejaron al menos 165 muertos.