BERLÍN, ALEMANIA.-Un exmiembro de la policía secreta del presidente de Siria, Bashar Assad, fue condenado el miércoles por una corte alemana por facilitar la tortura de prisioneros. Los activistas de derechos humanos confían en que el histórico fallo marque un precedente para otros casos.
Eyad Al-Gharib fue condenado por complicidad en crímenes contra la humanidad y sentenciado a cuatro años y medio de prisión por la corte estatal de Coblenza.
Es la primera vez que un tribunal fuera de Siria falla en un caso contra funcionarios del gobierno sirio por crímenes contra la humanidad. La fiscalía alemana invocó el principio de jurisdicción universal en crímenes graves para presentar un caso que afectaba a víctimas y acusados que estaban en Alemania.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, describió el veredicto como un “momento histórico” que enviará “mensajes de verdad a todos aquellos que cometieron crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad contra el pueblo sirio, y da esperanza a las víctimas y sus familias de que el bien prevalecerá”.
El grupo, que ha documentado los diez años de guerra, instó a los refugiados sirios en Europa a presentar ante los tribunales cualquier prueba o documento que tengan para ayudar a más casos similares.
Al-Gharib podría haber sido sentenciado a más de una década entre rejas. Sin embargo, los jueces tuvieron en cuenta atenuantes como su declaración ante la corte.
Estaba acusado de pertenecer a una unidad que detenía a gente tras las protestas contra el gobierno en la ciudad siria de Duma y las llevaba a un centro de detención conocido como Al Khatib, o Unidad 251, donde eran torturados.
El hombre de 44 años fue a juicio el año pasado junto con Anwar Raslan, un exfuncionario sirio de mayor rango que estaba acusado de supervisar los abusos a detenidos en la misma cárcel cerca de Damasco.
Raslan está acusado de supervisar la “tortura sistemática y brutal” de más de 4,000 presos entre abril de 2011 y septiembre de 2012, lo que produjo la muerte al menos de 58 personas.
Al-Gharib testificó contra Raslan, y le implicó en la muerte de más de 10 prisioneros. El veredicto en el caso de Raslan se espera para este año.
Entre las pruebas presentadas en el juicio también había fotografías de miles de supuestas víctimas de tortura por parte del gobierno sirio. Un expolicía con el apodo de Caesar sacó las imágenes de Siria como contrabando.
“El veredicto de hoy es la primera vez que una corte ha confirmado que los actos del gobierno sirio y sus colaboradores son crímenes contra la humanidad', dijo Patrick Kroker, abogado del Centro Europeo de Derechos Humanos y Constitucionales, que representó a varios sobrevivientes en el juicio.
“El testimonio de los sobrevivientes a la tortura y de agentes de inteligencia, así como las fotos de Caesar, muestran la escala y la naturaleza sistémica de las desapariciones forzosas, la tortura y la violencia sexual en Siria”, dijo. “La relevancia de estas pruebas va mucho más allá de los procesos en Coblenza”.
Al presentar su veredicto, el juez presidente dejó claro que los crímenes de Al-Gharib formaban parte de los abusos sistemáticos del gobierno sirio contra su propia población. En el juicio no declararon funcionarios del gobierno sirio.
La corte concluyó que la unidad de Al-Gharib, que estaba bajo el mando de Raslan, participó supuestamente en la persecución y detención de al menos 30 personas tras una manifestación en Duma, así como de trasladarlas al centro de detención donde fueron torturadas.
Al-Gharib, que era sargento mayor hasta que desertó, salió de Siria en 2013 y llegó a Alemania en 2018. Los dos hombres fueron detenidos un año más tarde.
Algunos grupos de derechos han expresado sus reservas sobre el juicio, señalando que los desertores del gobierno como Al-Gharib podrían no darse cuenta de que las declaraciones que hacen en sus solicitudes de asilo podrían utilizarse en su contra.
Mohammad Al-Abdallah, director del grupo con sede en Washington Syria Justice and Accountability Center y exprisionero en Siria, dijo que Al-Gharib era un funcionario de baja categoría que aportaba poco al caso en su contra.
Sugirió que encarcelar a desertores como Raslan y Al-Gharib sería del gusto del gobierno de Assad “porque esto disuadirá a nadie más de desertar o unirse a la oposición o proporcionar información a los grupos de derechos humanos”.
Pero Wassim Mukdad, sobreviviente sirio y uno de los demandantes en el juicio a Rasland, dijo que si bien Gharib era “tan sólo un pequeño engranaje en el enorme aparato de torturas sirio”, el veredicto en su contra era importante.
“Espero que pueda arrojar luz sobre todos los crímenes del régimen de Assad”, dijo. “Sólo entonces será el juicio un primer paso en este largo camino a la justicia, para mí y los otros sobrevivientes”.
El Centro Europeo de Derechos Humanos y Constitucionales, que asiste a 29 sobrevivientes en el caso contra Raslan, de los que 14 también eran demandantes en este caso, trabajaba en más casos para llevar a juicio a funcionarios sirios en Alemania, Austria, Suecia y Noruega.
Eyad Al-Gharib fue condenado por complicidad en crímenes contra la humanidad y sentenciado a cuatro años y medio de prisión por la corte estatal de Coblenza.
Es la primera vez que un tribunal fuera de Siria falla en un caso contra funcionarios del gobierno sirio por crímenes contra la humanidad. La fiscalía alemana invocó el principio de jurisdicción universal en crímenes graves para presentar un caso que afectaba a víctimas y acusados que estaban en Alemania.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, describió el veredicto como un “momento histórico” que enviará “mensajes de verdad a todos aquellos que cometieron crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad contra el pueblo sirio, y da esperanza a las víctimas y sus familias de que el bien prevalecerá”.
El grupo, que ha documentado los diez años de guerra, instó a los refugiados sirios en Europa a presentar ante los tribunales cualquier prueba o documento que tengan para ayudar a más casos similares.
Al-Gharib podría haber sido sentenciado a más de una década entre rejas. Sin embargo, los jueces tuvieron en cuenta atenuantes como su declaración ante la corte.
Estaba acusado de pertenecer a una unidad que detenía a gente tras las protestas contra el gobierno en la ciudad siria de Duma y las llevaba a un centro de detención conocido como Al Khatib, o Unidad 251, donde eran torturados.
El hombre de 44 años fue a juicio el año pasado junto con Anwar Raslan, un exfuncionario sirio de mayor rango que estaba acusado de supervisar los abusos a detenidos en la misma cárcel cerca de Damasco.
Raslan está acusado de supervisar la “tortura sistemática y brutal” de más de 4,000 presos entre abril de 2011 y septiembre de 2012, lo que produjo la muerte al menos de 58 personas.
Al-Gharib testificó contra Raslan, y le implicó en la muerte de más de 10 prisioneros. El veredicto en el caso de Raslan se espera para este año.
Entre las pruebas presentadas en el juicio también había fotografías de miles de supuestas víctimas de tortura por parte del gobierno sirio. Un expolicía con el apodo de Caesar sacó las imágenes de Siria como contrabando.
“El veredicto de hoy es la primera vez que una corte ha confirmado que los actos del gobierno sirio y sus colaboradores son crímenes contra la humanidad', dijo Patrick Kroker, abogado del Centro Europeo de Derechos Humanos y Constitucionales, que representó a varios sobrevivientes en el juicio.
“El testimonio de los sobrevivientes a la tortura y de agentes de inteligencia, así como las fotos de Caesar, muestran la escala y la naturaleza sistémica de las desapariciones forzosas, la tortura y la violencia sexual en Siria”, dijo. “La relevancia de estas pruebas va mucho más allá de los procesos en Coblenza”.
Al presentar su veredicto, el juez presidente dejó claro que los crímenes de Al-Gharib formaban parte de los abusos sistemáticos del gobierno sirio contra su propia población. En el juicio no declararon funcionarios del gobierno sirio.
La corte concluyó que la unidad de Al-Gharib, que estaba bajo el mando de Raslan, participó supuestamente en la persecución y detención de al menos 30 personas tras una manifestación en Duma, así como de trasladarlas al centro de detención donde fueron torturadas.
Al-Gharib, que era sargento mayor hasta que desertó, salió de Siria en 2013 y llegó a Alemania en 2018. Los dos hombres fueron detenidos un año más tarde.
Algunos grupos de derechos han expresado sus reservas sobre el juicio, señalando que los desertores del gobierno como Al-Gharib podrían no darse cuenta de que las declaraciones que hacen en sus solicitudes de asilo podrían utilizarse en su contra.
Mohammad Al-Abdallah, director del grupo con sede en Washington Syria Justice and Accountability Center y exprisionero en Siria, dijo que Al-Gharib era un funcionario de baja categoría que aportaba poco al caso en su contra.
Sugirió que encarcelar a desertores como Raslan y Al-Gharib sería del gusto del gobierno de Assad “porque esto disuadirá a nadie más de desertar o unirse a la oposición o proporcionar información a los grupos de derechos humanos”.
Pero Wassim Mukdad, sobreviviente sirio y uno de los demandantes en el juicio a Rasland, dijo que si bien Gharib era “tan sólo un pequeño engranaje en el enorme aparato de torturas sirio”, el veredicto en su contra era importante.
“Espero que pueda arrojar luz sobre todos los crímenes del régimen de Assad”, dijo. “Sólo entonces será el juicio un primer paso en este largo camino a la justicia, para mí y los otros sobrevivientes”.
El Centro Europeo de Derechos Humanos y Constitucionales, que asiste a 29 sobrevivientes en el caso contra Raslan, de los que 14 también eran demandantes en este caso, trabajaba en más casos para llevar a juicio a funcionarios sirios en Alemania, Austria, Suecia y Noruega.