El presidente republicano criticó reiteradamente a su rival demócrata Joe Biden en una conferencia de prensa de una hora en la que abundaron los comentarios inconexos el martes. Y dio pocas pistas acerca de lo que se propone hacer si es reelegido. Algo parecido sucedió durante una entrevista el mes pasado, cuando un periodista “amigo” le pidió que hablase de lo que sería su segundo mandato.
A menos de cuatro meses de las elecciones, Trump se enfoca más en ganar la votación que en lo que haría en el futuro. No ha hecho propuestas importantes y se limita a hacer comentarios provocativos sobre la raza, la delincuencia y el socialismo, cuyo único fin es arengar a su base. Biden, por su parte, está lanzando una serie de propuestas sobre temas sustanciales como el comercio y el cambio climático.
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Trump hizo grandes cambios en su campaña el miércoles, en que el veterano dirigente republicano Bill Stepien reemplazó a Brad Parscale como director de la campaña. Pero parece poco probable que esto cambie el patrón de dar prioridad al mensaje y no a las propuestas políticas. Algunos republicanos dicen que esto refleja lo difícil que es pedirles a los votantes que lo confirmen en el cargo en medio de una crisis económica y otra de salud pública.
“Durante una campaña de reelección, uno básicamente arguye que hay que mantener el status quo y que el desafiante no está a la altura de esa misión. Durante tres años, ese argumento pudo tener credibilidad en el terreno económico”, dijo Mike DuHaime, que fuera asesor de la campaña presidencial de Chris Christie en el 2016.
“El problema surge cuando el status quo no es bueno y hay elementos tangibles --tanto en relación con la economía como con el covid-- que lo confirman”, señaló DuHaime, aludiendo al coronavirus. “Eso complica las cosas”.
El proyecto para los próximos cuatro años, no obstante, es un pilar de toda campaña presidencial, incluso para el presidente en funciones. La falta de respuestas de Trump se hizo evidente a fines del mes pasado cuando le costó responder a esa pregunta en una entrevista con Sean Hannity, del Fox News Channel.
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“Ya conoces la historia, cuando recorría la Avenida Pensilvania (durante la ceremonia inaugural) con nuestra primera dama y digo, ‘esto es grandioso’. Pero no conocía mucha gente en Washington. No era lo mío. Era de Manhattan”, dijo Trump al responder, para luego tildar de “idiota” a su ex asesor de seguridad nacional John Bolton.
Trump no mencionó un solo objetivo político y en los días subsiguientes la Casa Blanca se esforzó por impulsar la idea de que, dado que en algún momento hubo una economía sólida durante su mandato, es la persona indicada para componerla. Pero por ahora no ha presentado un programa positivo y se limita a pintar un panorama desolador si Biden es elegido.
“Nunca ha habido una elección con tantas diferencias” entre los candidatos, afirmó Trump, para luego decir que los demócratas tienen una filosofía de gobierno lúgubre, caracterizada por una alta delincuencia. “Es una izquierda radical que destruirá el país”.
En su presentación del martes en el Jardín de las Rosas saltó de un tema a otro. De China al derribamiento de estatuas, a Biden y de vuelta a los mismos temas. No parecía un acto oficial de gobierno sino más bien una repetición de lo que hubiera querido decir tres noches previas, en un acto en New Hampshire que fue cancelado por la escasez de asistentes y por un pronóstico de posible mal tiempo.
Fue una presentación típica de Trump, con una mezcla de fanfarronadas, quejas y pronunciamientos hostiles. Lo que brilló por su ausencia fueron planes específicos para enderezar la economía del país o mejorar las fortunas de sus ciudadanos.
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“No hay un programa. Él es el programa”, dijo el historiador presidencial Jon Meacham. “En el 2016 Trump era un vehículo; ahora, en medio de una pandemia cataclísmica que no ha sabido manejar, poca gente fuera de su base más leal quiere escuchar otra cosa que no sean ideas para volver a la normalidad. Él no tiene una respuesta a eso. Lo único que hace es hablar, inevitablemente, de sí mismo”.
Otros candidatos presidenciales tuvieron problemas para responder a la pregunta de “¿por qué quiere ser presidente?”, incluido Ted Kennedy en 1980. Pero no es común que un presidente en funciones tenga tan pocos argumentos para convencer a la gente de que debe ser reelegido.
Cuando se le preguntó por el programa para un segundo mandato, la Casa Blanca mencionó la respuesta de Trump el covid-19, sin dar detalle alguno.
“Sigue liderando la respuesta de todo el gobierno a una pandemia global, restaurando la ley y el orden en nuestras comunidades, reviviendo la economía”, dijo el portavoz Judd Deere. “La Casa Blanca está involucrada en un proceso político con miras a un audaz segundo mandato que continúe la ‘transición hacia la grandeza’ y asegure unos Estados Unidos más seguro, más fuerte y más próspero”.
Funcionarios de la Casa Blanca prometieron asimismo mejores pactos comerciales y mantener la ley y el orden, pero la ausencia de planes específicos da pie a Biden para que le lance dardos.
“La inacción del presidente para controlar el virus ha costado miles de vidas y millones de puestos de trabajo. ¿Por qué deberían los votantes dejar que siga al frente durante una crisis que se produce una vez en una generación”, expresó el portavoz de la campaña de Biden TJ Ducklo. “No se lo pregunte a él. No tiene una respuesta”.
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