El presidente Luis Lacalle Pou anunció el martes restricciones a la movilidad, la continuidad de la prohibición del derecho constitucional a la reunión y suspendió la obligatoriedad de la educación media. Debido a que hay un centenar de brotes en locales educativos y unos 6,000 en el ámbito intrafamiliar, facultó a los gobiernos locales a sugerir la suspensión de las aulas en localidades donde el virus sea más prevalente.
El Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) de la Presidencia emitió el mismo día un comunicado para informar que existe una “transmisión comunitaria intensa y sostenida”. En las últimas semanas, el país promedia los 1,200 casos diarios y “un porcentaje elevado” que no tiene nexo epidemiológico conocido, señala el GACH. El 14 de febrero los infectados llegaban a 6.000 y hoy sobrepasan los 10,000. En dos semanas se pasó de una positividad de menos 7% a 15%. Además, 717 personas han fallecido de 73,000 diagnosticados desde marzo de 2020.
El GACH entiende que los servicios de terapia intensiva podrían verse limitados en los próximos días, particularmente en la frontera norte con Brasil.
“Estamos en nuestro peor momento”, dijo Julio Pontet, presidente de la Sociedad de Medicina Intensiva, a The Associated Press. “Tuvimos la situación controlada hasta mediados de noviembre con 10 a 15 pacientes con covid en el país. En dos semanas duplicamos la ocupación del CTI, algo que no había ocurrido en un año de pandemia”, lamentó.
Uruguay tiene 792 camas de cuidados intensivos, aunque no todas pueden ser utilizadas para pacientes con coronavirus. El martes había 468 ocupadas con 135 transitando la infección respiratoria.
La rápida transmisión comunitaria es un desafío para los servicios de salud de algunas localidades fronterizas con Brasil, particularmente en las ciudades gemelas de Rivera y Santana Do Livramento —Uruguay de un lado, Brasil del otro— que viven de la fluida actividad comercial binacional.
En hospitales y sanatorios la ocupación en salas de cuidados intensivos es del 85%. De cada diez camas ocupadas, hay pacientes covid en cuatro. En Rivera el índice de Harvard —que calcula la incidencia de la enfermedad por 100,000 habitantes— marcó la semana pasada 66,2 y esta semana se elevó por la rápida propagación del virus.
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En esa localidad habitan 100,000 personas que conviven con 800 casos activos. Los servicios de salud públicos tienen unos 65,000 usuarios y siete camas de CTI, tres ocupadas por pacientes covid. El sector privado posee una quincena de plazas de terapia intensiva para una cantidad de afiliados algo menor.
“La población se nota cansada de tanto tiempo en pandemia. Hace un par de semanas, todavía no estábamos vacunando y empezó el aumento de casos consecuencia de las licencias y vacaciones de Carnaval”, explicó a la AP la doctora Florencia Eula, que confirma que junto a la movilidad aumentaron las consultas, los ingresos, traslados y personas con síntomas. La mayoría de los positivos se dio en el ámbito intrafamiliar.
Uno de los factores explicativos del aumento es el intercambio comercial. “Brasil vive una situación complicada. En el último mes tuvieron un ascenso impresionante de casos. Aquí circulan personas de un lado a otro. La ciudad vive del comercio y llegan a comprar muchos brasileros que tienen un índice de contagio altísimo. Obviamente es parte del aumento”, explicó Eula.
La infección en Uruguay está lejos de ser la pandemia brasilera. En Uruguay ha habido 21,000 casos por millón de habitantes y en Brasil 57,000. “Estamos lejos de la saturación general de los CTI”, dijo el presidente Lacalle Pou, que se mostró confiado en una rápida vacunación.
Uruguay administró más de 215,000 dosis de vacunas en dos semanas para una población objetivo de 2,700,000 personas mayores de 18 años. El fin de semana llegó la vacuna de Pfizer destinada al personal de la salud. El martes desembarcaron un millón y medio de dosis de Sinovac y el miércoles arribarán unas 50,000 de Pfizer, lo que hace un total de vacunas suficientes para inocular a más un tercio de la población objetivo. Lacalle Pou anunció el martes por la noche que llegará más de un millón de Sinovac más en mayo.
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Esta ola de contagios pone al país en sintonía con la intensidad de transmisión comunitaria de todo el hemisferio americano y casi todos los países de Europa y África, según datos de la OMS.
Los índices de letalidad son significativamente más bajos en Uruguay que otros países de la región. Según la Universidad John Hopkins, tiene una tasa de letalidad del 0.9%, mientras que Argentina 2,4% y la ciudad de San Pablo 5,5%.