Algunos doctores en los países más afectados por el brote mortal de ébola han dejado de operar a mujeres embarazadas por temor a que el virus se propague, al tiempo que los gobiernos reciben llamadas de ciudadanos temerosos que piden prohibir los viajes desde y a ciertos países.
Mientras tanto, los riesgos siguen aumentando a medida que crece la cantidad de personas enfermas, lo que deja entrever la existencia de un delicado equilibrio entre proteger a las personas y preservar sus derechos en medio de una crisis global.
Las naciones pueden imponer más restricciones para mantener a raya a una enfermedad que ha abrumado a varios países de África occidental y ha evidenciado las fallas en procedimientos médicos en Texas y España, donde se han diagnosticado casos del virus. Medidas de ese tipo pueden ser legales, dicen abogados, pero el desafío está en lograr que las cuarentenas, reducción de movimientos y otras medidas no interfieran demasiado con las libertades civiles.
'Las personas quisieran hacer más que menos, y el problema es que eso se convierte en un terreno resbaladizo cuando hablamos de los derechos', dijo Paul Millus, un abogado de Nueva York que maneja casos de derechos civiles y empleo.
Sierra Leona, Guinea y Liberia, donde el ébola ha matado a miles de personas, intentan implementar controles rigurosos.
Las autoridades han establecido toques de queda, cierres de instalaciones y caminos. Han ordenado que se detengan los ritos funerarios tradicionales en los que se toca el cuerpo de familiares muertos. Un batallón entero de tropas en Sierra Leona se encuentra en cuarentena, aguardando antes de desplegarse para una misión regional en Somalia, un país destrozado por conflictos.
En Estados Unidos, un segundo trabajador hospitalario de Texas dio positivo a una prueba de la enfermedad. La semana pasada Dannel P. Malloy, el gobernador de Connecticut, firmó una orden que permite al comisionado de salud pública del estado la facultad de poner en cuarentena a cualquiera que se crea ha estado expuesto al virus del ébola.
John Thomas, profesor en la facultad de derecho de la Universidad Quinnipiac en Connecticut, dijo que el mundo tendrá que tratar 'más y más' con el conflicto potencial entre políticas públicas y libertades civiles.
'Aquí el dilema es qué tan grande hacemos esta red protectora', dijo. De acuerdo con Thomas, hay un 'modelo positivo' de cuarentenas relativamente efectivas usado durante la pandemia de gripe que causó miles de muertes a principios del siglo XX, mientras que hubo otras que se impusieron 'sin razón alguna' en los primeros días de la crisis del sida.
La Organización Mundial de la Salud señala que dentro de dos meses podrían presentarse cada semana 10.000 casos nuevos de ébola en África occidental, un aumento dramático respecto a los 9.000 reportados hasta ahora, de los cuales aproximadamente la mitad han muerto.
Los doctores se enfrentan a dilemas éticos cada día.
Juli Switala, pediatra sudafricana que trabaja con el organismo de ayuda humanitaria Médicos Sin Fronteras, dijo que su equipo decidió no atender a bebés enfermos que no eran recién nacidos por temor a contagiarse con sus líquidos corporales. La clínica del grupo en el poblado Bo, de Sierra Leona, decidió no atender a mujeres embarazadas porque el alumbramiento representa un riesgo aún mayor de infección.
No se ha descubierto una cura para la enfermedad, que tiene un periodo de incubación de más de 21 días, comienza con fiebre y fatiga y puede resultar en fallo de órganos y hemorragias internas masivas. El virus se transmite a través del contacto directo con la sangre o secreciones de una persona contagiada o de objetos contaminados con secreciones de enfermos.
Sudáfrica supervisa por 21 días a viajeros que proceden de países afectados en África occidental a través de llamadas telefónicas. Expertos advierten que una prohibición a viajeros de esos países sería difícil de aplicar y podría empeorar las cosas, ya que socavaría economías de por sí débiles.