La doctora Patricia Méndez, directora del Servicio Metropolitano de Salud, dijo que recibieron 11 heridos la víspera, de los cuales dos presentan un traumatismo encéfalo craneano. La joven está en la unidad de cuidados intensivos 'muy grave, con riesgo vital'. Agregó que el hombre 'también tiene una lesión grave'.
Beatriz Contreras, del autónomo Instituto Nacional de Derechos Humanos, dijo que la víspera se le había informado en el centro de salud que el hombre tenía 'hundimiento craneal'.
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El general de policía Enrique Monrás indicó el miércoles que 'sabemos que hay heridos con elementos contundentes' y que se inició una investigación administrativa.
La radioemisora local Cooperativa citó al doctor Juan Villagra, del grupo médico Salud a la Calle -que asiste a los heridos en manifestaciones- quien dijo que la joven 'llegó inconsciente producto del impacto de una bomba lacrimógena directo en su frente'.
La fiscal Débora Quintana explicó que los heridos provenían de la Plaza Italia, un céntrico lugar de la capital chilena donde a diario siguen las protestas aunque con un número de participantes muy reducido en comparación con las multitudinarias manifestaciones de octubre y mediados de noviembre.
En la periferia de las protestas casi siempre enmascarados se enfrentan con la policía, que los reprime con gruesos chorros de agua y profusos gases lacrimógenos.
Desde el estallido social el 18 de octubre han muerto 26 personas y miles han resultado heridas, unas 300 con graves traumas oculares.
La policía chilena ha sido cuestionada local e internacionalmente por los abusos a los derechos humanos en la represión de las manifestaciones. A mediados de noviembre suspendió temporalmente el uso de escopetas antidisturbios.
En las últimas semanas han crecido las denuncias de que algunos agentes estarían disparando bombas lacrimógenas al cuerpo y que el agua del carro lanza agua tendría algún tipo de químicos que queman la piel.
El presidente centroderechista Sebastián Piñera ha ofrecido una serie de pequeñas mejoras económicas a las pensiones de los mayores de 80 años y los ingresos mínimos y ha establecido el congelamiento de los precios de la electricidad y prometido rebajas en los medicamentos -considerados unos de los más caros de la región-, pero no ha logrado atenuar las protestas.