La magnitud de los crímenes de James DeAngelo “es simplemente anonadadora”, dijeron los fiscales en un acta divulgada el lunes: 13 asesinatos y casi 50 violaciones entre 1975 y 1986.
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Dieciséis de sus víctimas de violación prevén confrontarlo en un tribunal cerrado al público debido al coronavirus. Otras relatarán al juez Michael Bowman el miércoles y jueves cómo los crímenes de DeAngelo alteraron sus vidas. El viernes se pronunciará la sentencia.
“Él no ganó, no soy una chica perdida”, dijo Kris Pedretti en una entrevista antes de prestar declaración. “Quiero que eso quede en claro”.
Pero el ataque la víspera de Navidad de 1976 destruyó a la chica de 15 años que era entonces, dijo, le hizo perder la fe y las amistades y la llevó a una edad adulta de malas decisiones y matrimonios fracasados. Hasta que lo capturaron en 2018, ella conoció a otras víctimas, fue a terapia y rehizo su vida.
DeAngelo se declaró culpable en junio de 13 asesinatos y 13 cargos derivados de violación. Confesó públicamente haber cometido decenas más, pero habían prescrito.
Los abogados defensores no respondieron a los pedidos de declaraciones ni respondieron al resumen del caso presentado por la fiscalía.
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Confesó en total haber atacado a 87 víctimas en 53 escenas de crímenes en 11 condados de California, a cambio de no ser condenado a muerte, dijeron los fiscales.
Sus apodos revelan la escalada y la amplitud geográfica de sus crímenes, dijeron los fiscales: el Saqueador de Visalia, presuntamente culpable de un centenar de robos y un asesinato en esa población rural del valle de San Joaquín; el Violador de la Zona del Este: el Acechante Nocturno Original. Y por último, el Asesino de California cuando los investigadores finalmente hallaron el vínculo entre los crímenes en buena parte del estado.
Lo identificaron y arrestaron en 2018 mediante un nuevo tipo de rastreo de ADN.
“Hace 44 años que no dejo de pensar en esto. Es mucho tiempo”, dijo Jane Carson-Sandler antes de prestar declaración.
Aun le vuelven imágenes de esa noche de 1976 cuando apareció DeAngelo con una cuchilla de carnicero en momentos que estaba en la cama con su hijo de tres años, después que su esposo se fue a trabajar en una base militar cercana.
Espera humillarlo con referencias a su “pequeño pene”.
“Espero que me escuche, pero sabemos que en la audiencia en la que se declaró culpable, nunca levantó la cabeza”, dijo.
Varias víctimas y los fiscales dicen que DeAngelo finge ser un anciano débil en silla de ruedas.
Los fiscales mencionaron “su paso lento, cómo retuerce las manos” y sus respuestas vacilantes a Bowman en junio. Pero dijeron que sus “movimientos ágiles y su conducta en la celda son propios de un individuo sano y físicamente activo”.
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