Madrid, España
El fracaso de la declaración de independencia de Cataluña y la intervención del gobierno español en la región supusieron un 'punto y final' para el separatismo catalán, afirmó a la AFP el delegado del gobierno español en Cataluña.
'Esta historia del referéndum y del proceso (de secesión) se ha terminado, punto y final', aseguró con contundencia Enric Millo, el veterano político catalán que desde noviembre de 2016 ejerce de representante del gobierno español de Mariano Rajoy en la región.
Desde su despacho en el palacio modernista que acoge la delegación del gobierno en Barcelona, Millo se muestra satisfecho del resultado de la intervención administrativa de Cataluña por parte del poder central para contrarrestar la declaración de independencia formulada el 27 de octubre.
Ese mismo día, el jefe de gobierno Mariano Rajoy tomó control de la región, destituyendo al ejecutivo regional independentista de Carles Puigdemont y disolviendo el parlamento para convocar unas nuevas elecciones el 21 de diciembre.
La república independiente proclamada por los diputados separatistas de la cámara regional se desvaneció en pocas horas. Puigdemont y algunos miembros de su gobierno marcharon a Bruselas y el resto están ahora en prisión preventiva investigados por rebelión y sedición.
Desde entonces, algunos líderes del independentismo han reconocido que no estaban preparados para crear un nuevo país o que consideraban no disponer de un apoyo social suficiente.
'No es que no estuvieran preparados, es que habían mentido durante muchos años', asegura Millo, originario de Girona, un feudo del independentismo gobernado entre 2011 y 2016 por el mismo Puigdemont.
'Eso, sin ningún tipo de duda, sólo podía acabar de una sola manera, que era con una gran decepción y un gran fracaso'.
'Lo que no ha hecho todavía el mundo independentista es asumir este fracaso y sigue buscando fórmulas y maneras para intentar disimular que esto ha llegado a un punto y final', critica.
Para él, las elecciones regionales del 21 de diciembre permitirán abrir 'una nueva etapa' en esta región, fracturada en los últimos años por el conflicto entre las autoridades independentistas y el poder central.
Aunque los sondeos muestran un gran equilibrio ente fuerzas independentistas y no independentistas, Millo confía que 'el nuevo gobierno, sea del color político que sea, estará comprometido con cumplir con la legalidad vigente'.
Y en ese contexto ve factible 'restablecer el diálogo necesario y positivo que tiene que haber entre el gobierno catalán y el gobierno de España', afirma Millo.
Un diálogo que podría ser 'bilateral' entre ambos ejecutivos, afirma, y tratar una mejora de la financiación de la región y mayores inversiones en las infraestructuras de la región.
El referéndum de autodeterminación, defendido por amplios sectores de la sociedad catalana, seguirá siendo innegociable para el gobierno español, que lo considera fuera de la legalidad.
'Una nueva etapa debe llevar soluciones nuevas. Si buscamos las mismas soluciones antiguas a un problema que no se ha resuelto, seguramente no encontraremos un camino de salida', afirma.
Por ello considera que 'sería una mala noticia' una hipotética reelección de Puigdemont. 'Ya nos ha demostrado que no está dispuesto a dialogar y que la única cosa que quiere es la ruptura y saltarse las leyes'.
'Probablemente nos llevaría otra vez a un escenario de bloqueo que sería muy perjudicial. En esta perspectiva, entiendo que Cataluña no tendría futuro', advierte.
El fracaso de la declaración de independencia de Cataluña y la intervención del gobierno español en la región supusieron un 'punto y final' para el separatismo catalán, afirmó a la AFP el delegado del gobierno español en Cataluña.
'Esta historia del referéndum y del proceso (de secesión) se ha terminado, punto y final', aseguró con contundencia Enric Millo, el veterano político catalán que desde noviembre de 2016 ejerce de representante del gobierno español de Mariano Rajoy en la región.
Desde su despacho en el palacio modernista que acoge la delegación del gobierno en Barcelona, Millo se muestra satisfecho del resultado de la intervención administrativa de Cataluña por parte del poder central para contrarrestar la declaración de independencia formulada el 27 de octubre.
Ese mismo día, el jefe de gobierno Mariano Rajoy tomó control de la región, destituyendo al ejecutivo regional independentista de Carles Puigdemont y disolviendo el parlamento para convocar unas nuevas elecciones el 21 de diciembre.
La república independiente proclamada por los diputados separatistas de la cámara regional se desvaneció en pocas horas. Puigdemont y algunos miembros de su gobierno marcharon a Bruselas y el resto están ahora en prisión preventiva investigados por rebelión y sedición.
Desde entonces, algunos líderes del independentismo han reconocido que no estaban preparados para crear un nuevo país o que consideraban no disponer de un apoyo social suficiente.
'No es que no estuvieran preparados, es que habían mentido durante muchos años', asegura Millo, originario de Girona, un feudo del independentismo gobernado entre 2011 y 2016 por el mismo Puigdemont.
'Eso, sin ningún tipo de duda, sólo podía acabar de una sola manera, que era con una gran decepción y un gran fracaso'.
'Lo que no ha hecho todavía el mundo independentista es asumir este fracaso y sigue buscando fórmulas y maneras para intentar disimular que esto ha llegado a un punto y final', critica.
Para él, las elecciones regionales del 21 de diciembre permitirán abrir 'una nueva etapa' en esta región, fracturada en los últimos años por el conflicto entre las autoridades independentistas y el poder central.
Aunque los sondeos muestran un gran equilibrio ente fuerzas independentistas y no independentistas, Millo confía que 'el nuevo gobierno, sea del color político que sea, estará comprometido con cumplir con la legalidad vigente'.
Y en ese contexto ve factible 'restablecer el diálogo necesario y positivo que tiene que haber entre el gobierno catalán y el gobierno de España', afirma Millo.
Un diálogo que podría ser 'bilateral' entre ambos ejecutivos, afirma, y tratar una mejora de la financiación de la región y mayores inversiones en las infraestructuras de la región.
El referéndum de autodeterminación, defendido por amplios sectores de la sociedad catalana, seguirá siendo innegociable para el gobierno español, que lo considera fuera de la legalidad.
'Una nueva etapa debe llevar soluciones nuevas. Si buscamos las mismas soluciones antiguas a un problema que no se ha resuelto, seguramente no encontraremos un camino de salida', afirma.
Por ello considera que 'sería una mala noticia' una hipotética reelección de Puigdemont. 'Ya nos ha demostrado que no está dispuesto a dialogar y que la única cosa que quiere es la ruptura y saltarse las leyes'.
'Probablemente nos llevaría otra vez a un escenario de bloqueo que sería muy perjudicial. En esta perspectiva, entiendo que Cataluña no tendría futuro', advierte.
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