El presidente francés, Emmanuel Macron, inició este lunes su visita de Estado a China en Xian, la antigua capital y punto de partida de la ruta de la seda, lugar simbólico para evocar una alianza entre París y Pekín en materia comercial y climática.
En la primera mañana de su visita a esta ciudad milenaria, Macron tenía previsto acudir a varios puntos simbólicos de la antigua ruta comercial, que durante siglos unió China con Europa.
Se hace así eco del colosal proyecto del presidente Xi Jinping conocido como 'Un cinturón, una ruta', que proyecta una red terrestre a través de Asia central y Rusia; y una ruta marítima hacia África y Europa por el océano Índico.
Este plan lanzado en 2013 prevé la construcción de carreteras, puertos, ferrocarriles y parques industriales en 65 países por más de 1 billón de dólares.
'Mi voluntad es que Francia y Europa (...) digan presente frente a lo que ofrece China', dijo Macron en un discurso sobre las relaciones franco-chinas. Hasta ahora Francia se mostraba prudente frente a un proyecto que una parte de los europeos considera peligrosamente expansionista de parte de la segunda potencia económica mundial.
En una entrevista con el sitio China.org, Macron aseguró que París está dispuesta a tener 'un papel motor' en la concertación sino-europea sobre este proyecto.
Macron hizo un matiz, no obstante, al llamar a trabajar en este proyecto 'en el marco de una asociación equilibrada en la que las reglas de financiación correspondan a nuestros estándares', una referencia a las preocupaciones europeas sobre los excedentes comerciales chinos.
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La 'diplomacia del caballo'
Frente a la decisión de Donald Trump de retirar a Estados Unidos del acuerdo de París sobre el clima, Macron anunció que propondrá a Xi Jinping 'relanzar la batalla climática'.
Sin la decisión de China de permanecer en el pacto, 'el acuerdo de París no habría sobrevivido' a la decisión estadounidense, subrayó señalando que China sigue siendo el primer país emisor de gases con efecto invernadero.
'Nuestros destinos están unidos', dijo.
Macron se quedará en Pekín hasta el miércoles, junto a su esposa Brigitte. Ambos se reunirán el lunes por la noche con Xi Jinping y su esposa Peng Liyuan, antes de una cena privada.
El presidente francés obsequiará a su anfitrión con un caballo de la Guardia Republicana francesa, en respuesta a la 'diplomacia del panda' tan apreciada por los dirigentes chinos.
El martes, en el punto álgido de la visita, será recibido de manera más formal, con un recorrido por la Ciudad Prohibida, un encuentro con el presidente de la Asamblea Nacional y el primer ministro, una ceremonia de recepción en el Palacio del Pueblo, la firma de acuerdos y contratos, una declaración conjunta y, finalmente, una cena de Estado.
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Este primer viaje a Asia del jefe de Estado francés marca una nueva etapa en su agenda diplomática, centrada hasta ahora en Europa y África.
Emmanuel Macron quiere aliarse con Xi Jinping en varios frentes: medio ambiente, lucha contra el terrorismo, apoyo a la fuerza del G5 en el Sahel y el desarrollo de las energías renovables en África.
No obstante, entre París y Pekín hay algunos puntos de fricción. Francia, que tiene un déficit comercial de 30.000 millones de euros con China, quiere 'reequilibrar' la relación, y defiende una reciprocidad en la apertura de mercados entre la Unión Europea y China.
También intenta que la UE controle más las inversiones, especialmente chinas, en los sectores estratégicos.
Según el Elíseo, la cuestión de los derechos humanos se abordará en privado.
Macron encabeza una delegación de unos 60 dirigentes de empresas e instituciones.