La llamada en diciembre, descrita por una persona enterada del asunto y que solicitó el anonimato para abordar la delicada naturaleza de la discusión, es otro eslabón en la cadena de la campaña de presión extraordinaria que Trump ha ejercido sobre funcionarios estatales en su intento por anular los resultados de la elección de noviembre, que perdió ante el demócrata Joe Biden.
Se trata de una de al menos tres llamadas telefónicas efectuadas en el curso de un mes entre principios de diciembre y principios de enero, en las que Trump buscaba ayuda de funcionarios de alto nivel en Georgia para subvertir la elección, si bien le fue negada en cada intento. Trump perdió ante Biden en Georgia por 11,779 votos.
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La llamada al investigador fue previa a la que Trump hizo el 2 de enero al secretario de Estado de Georgia, Brad Raffensperger, para pedir que funcionarios electorales “encontraran” suficientes votos para anular la victoria de Biden en el estado. Sucedió cuando funcionarios electorales auditaban la firmas de los sobres de las boletas enviadas por correo en el condado Cobb.
Con la auditoría, en que se revisaron más de 15,000 firmas, no se encontraron casos de fraude. El Buró de Investigaciones de Georgia colaboró en la auditoría de las firmas.
Durante meses, Trump y sus aliados han efectuado aseveraciones falsas sobre el proceso de verificación de las firmas en Georgia de las boletas enviadas por correo y sobre los resultados de la elección de noviembre. Entre otras cosas, exigieron una auditoría de verificación de firmas.
La Casa Blanca no había emitido de momento algún comentario sobre el asunto. The Washington Post fue el primer medio en informar el sábado de la llamada. El medio indicó que retenía la identidad del investigador, quien no respondió a solicitudes para que hiciera declaraciones, debido al peligro de amenazas y acoso dirigido contra funcionarios electorales.