WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS.- Estados Unidos pide al presidente Daniel Ortega que libere al obispo Rolando Álvarez, cuando se cumplen 500 días de su detención en Nicaragua en medio de una redada contra sacerdotes católicos, informó este martes el departamento de Estado.
Álvarez, de 57 años, fue condenado el 10 de febrero a 26 años de cárcel por traición a la patria, propagación de noticias falsas y desacato, entre otros cargos, un día después de que rechazara marcharse a Estados Unidos junto a 222 opositores presos expulsados del país.
En un comunicado, el portavoz del departamento de Estado Matthew Miller acusa a Ortega y a su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo de haber “encarcelado injustamente al obispo Rolando Álvarez durante 500 días”.
“Durante ese tiempo, las autoridades nicaragüenses han mantenido aislado a monseñor Álvarez, han impedido una evaluación independiente de las condiciones de su encarcelamiento y han difundido vídeos y fotografías escenificados que aumentan la preocupación por su bienestar”, añade.
En noviembre, el gobierno de Ortega divulgó un video en el que se ve al obispo pálido, más delgado y con rostro inexpresivo mientras mira la televisión, como ajeno a una puesta en escena.
“Una vez más, pedimos al gobierno nicaragüense que ponga en libertad al obispo Rolando Álvarez de inmediato y sin condiciones”, precisa Miller.
“Él y todos los detenidos injustamente merecen ser liberados de manera inmediata e incondicional”, insistió este martes el jefe de la diplomacia estadounidense para América Latina, Brian Nichols, en la red social X, un día después de que el papa Francisco expresara su “profunda preocupación” por la ola de arrestos en el país.
Álvarez ha preferido la cárcel al exilio y no figuró entre los 12 sacerdotes liberados en octubre y enviados a Roma tras un acuerdo con el Vaticano.
La relación entre la Iglesia y el gobierno se deterioró después de que Ortega acusara a sacerdotes de apoyar las protestas antigubernamentales de 2018, que considera un intento de golpe de Estado y que se saldaron, según la ONU, con más de 300 muertos.
La situación se ha agravado durante esta Navidad negra para la Iglesia con al menos 13 sacerdotes detenidos en Nicaragua, incluido otro obispo, Isidoro Mora, mencionado este martes por el Departamento de Estado.
“El régimen de Ortega-Murillo sigue imponiendo severas restricciones a las comunidades religiosas y niega a los ciudadanos nicaragüenses la posibilidad de practicar libremente sus religiones y expresar sus creencias”, añade el comunicado.