Washington, Estados Unidos.- Estados Unidos anunció este lunes la apertura de una investigación contra los llamados chips de nodos maduros chinos, también conocidos como heredados, por su dominio e impacto en la economía estadounidense.
Esa pesquisa también evaluará el impacto de las leyes, políticas y prácticas de China en la producción de sustratos de carburo de silicio u otras obleas utilizadas como insumos en la fabricación de semiconductores.
La Casa Blanca destacó en un comunicado que los semiconductores chinos suelen ingresar al mercado estadounidense como componente de productos terminados.
La investigación lanzada analizará una amplia gama de leyes, políticas y prácticas no comerciales de China con respecto al sector de semiconductores, incluso en la medida en que estos se incorporen como componentes en bienes derivados para industrias críticas como la defensa, la automoción, la aeroespacial, las telecomunicaciones y la generación de energía.
La nota destacó que la Administración de Joe Biden y Kamala Harris ha liderado los esfuerzos para que más chips sean fabricados en Estados Unidos por trabajadores estadounidenses.
Un suministro seguro y resiliente de semiconductores de nodo maduros, los menos avanzados del mercado, es en su opinión decisivo para la seguridad nacional y económica del país.
Según recuerda el Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS), los chips maduros se definen generalmente como semiconductores producidos en nodos de fabricación de 22 nanómetros (nm) o más grandes. Un automóvil moderno, por ejemplo, contiene cientos de esos chips, que controlan desde la electrónica del motor hasta los ajustes de los asientos.
El Ejecutivo estadounidense dijo tomar medidas adicionales para proteger a los trabajadores y empresas estadounidenses de las prácticas comerciales “desleales” de China en el sector de los semiconductores y apoyar una industria nacional “saludable” para dichos chips.
El plan anunciado se produce a menos de un mes de deje el poder la Administración demócrata, que será sustituida el 20 de enero por el republicano Donald Trump.
Entre esas medidas se incluye la aplicación de una disposición legal que prohíbe a agencias federales adquirir u obtener productos y servicios que incluyan chips de determinadas fábricas chinas y otras entidades “preocupantes”.
E igualmente trabajar con sus socios de todo el mundo para reforzar las cadenas de suministro de esos productos “y abordar las preocupaciones compartidas sobre las prácticas desleales de China” al respecto.