El expresidente de Panamá Ricardo Martinelli seguirá detenido en la cárcel luego que el pleno de la Corte Suprema de Justicia rechazó el martes una solicitud de su defensa para cambiar su arresto preventivo por uno domiciliario, una medida menos severa.
Los nueve jueces de la Corte que celebró la audiencia a Martinelli decidieron por unanimidad que los abogados del exlíder no presentaron argumentos novedosos que “permitan justificar el cambio de las medidas de detención preventiva”.
El magistrado Luis Mario Carrasco leyó la decisión del pleno y dijo que se tomó en consideración los dos argumentos de la defensa: la salud de Martinelli y que se tomara en consideración el año que estuvo preso en Miami mientras se desarrollaba el proceso de extradición.
La Corte consideró que aunque el acusado es una persona mayor aquejada de padecimientos crónicos que obligan a una disciplina de medicación, esta puede administrarse en el centro de detención, con ciertas especificaciones. “No se ha acreditado que la condición amerite un cambio de medida cautelar”, señaló Carrasco.
Balbina Herrera, una exdiputada que acusa a Martinelli de haber intervenido sus teléfonos, consideró que la Corte “ha establecido con claridad meridiana la decisión de mantener a Martinelli detenido”.
“Más que satisfecha, siento que se respetó la ley en este país”, dijo Herrera, quien fue derrotada por Martinelli en las elecciones presidenciales de 2009.
El fallo de la Corte se produjo tras más de cinco horas de audiencia en las que el expresidente pidió consideración y respeto y argumentó que no tenía intención de fugarse de Panamá.
Durante la sesión, Martinelli, que llegó extraditado desde Estados Unidos la semana pasada por acusaciones de espionaje, dijo que demostrará que es inocente.
El exmandatario dijo que el caso de las escuchas telefónicas _ al igual que otros procesos de corrupción que están estancados _ son parte de persecuciones políticas. “Es un proceso político para deshabilitarme, mis problemas empezaron apenas supieron que tenía aspiraciones políticas', señaló.
“Tengo 66 años y no sufría de ningún achaque cuando me fui de aquí”, afirmó el exgobernante al enumerar sus padecimientos médicos. Martinelli estuvo hospitalizado tres días por una crisis de hipertensión que sufrió el mismo día que llegó extraditado.
“He venido a recuperar mi nombre, a que mi partido se consolide”, expresó señalando que no tiene “la más remota intención de salir de Panamá”.
“Vine a afrontar la justicia, disculpen mi emotividad, pero soy así”, dijo Martinelli, que permanecerá detenido en la cárcel El Renacer.
Los abogados de Martinelli pidieron infructuosamente que se le cambiase la detención preventiva por un arresto domiciliario argumentando que no existe peligro de fuga y señalaron que al llegar al país ya no está en rebeldía, dos circunstancias fueron la base judicial para pedir su extradición.
Martinelli tiene programado un juicio el 26 de junio en el que se dirimirá si es culpable o no de espionaje político.
Martinelli, que presidió el país centroamericano entre 2009 y 2014, salió de Panamá a fines de 2015 después de que la Corte allanó el camino para una pesquisa por corrupción.
Fue detenido en Miami en junio de 2017 en base a una solicitud de extradición de las autoridades panameñas para que enfrentara acusaciones por intervenir supuestamente las comunicaciones de unas 150 personas. La Corte lo declaró en rebeldía al no presentarse a enfrentar los cargos por espionaje político.
Uno de los querellantes, el abogado Carlos Herrera, quien sostiene que el exgobernante debe permanecer detenido en la cárcel, dijo que Martinelli cuenta con recursos económicos y que existe un verdadero “peligro de fuga y temor de que las pruebas se malogren” si sale de prisión.
De acuerdo con las acusaciones que fundamentaron la extradición, Martinelli compró durante su presidencia equipos especiales a dos compañías israelíes para crear un presunto sistema ilegal que interceptaba conversaciones de opositores políticos, líderes sindicales, empresarios y periodistas críticos con su administración.
El exmandatario, que había solicitado asilo político en Estados Unidos antes de su detención, niega los cargos.
Martinelli, un acaudalado empresario de 66 años, enfrenta otras investigaciones por presunta corrupción que están estancadas. Él insiste en que las acusaciones en su contra son parte de una persecución política del actual gobierno del presidente Juan Carlos Varela, quien lo niega.