García falleció en el quirófano del hospital limeño de emergencias Casimiro Ulloa a las 10.05 (1505 GMT) “producto de una hemorragia cerebral masiva por proyectil de arma de fuego y paro cardiorrespiratorio”, de acuerdo con un comunicado del nosocomio.
Poco antes había sobrevivido a otros tres paros mientras era operado por un equipo de 27 médicos.
Tenía una “hemorragia incontrolable de base del cráneo” causada por una bala que había entrado y salido de su cabeza. Los policías lo ingresaron en el nosocomio a las 6.45 (1145 GMT). El anuncio de su muerte en los exteriores del centro médico provocó llanto entre sus seguidores. Un grupo de forenses llegó al lugar para realizarle una autopsia porque su muerte fue violenta.
Es el primer caso de un político de alto perfil en Sudamérica que se quita la vida mientras era investigado por presunta corrupción ligada a la trama regional que desplegó Odebrecht.
La próxima semana los fiscales que investigan a la élite política peruana entrevistarán en Brasil a Jorge Barata, el exgerente en Perú de la constructora, quien deberá responder preguntas sobre García.
La noche previa a su suicidio García dijo que era cristiano y que no tenía miedo de ser detenido en una entrevista con la radio local RPP. “Creo en la vida después de la muerte... tener miedo (a una detención) no lo encontrará en mí”, indicó y añadió que buscaba ser recordado por la historia.
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La descripción oficial de lo que ocurrió la dio el ministro del Interior, Carlos Morán. El funcionario explicó en conferencia de prensa que cuando el equipo fiscal ingresó junto a la policía al primer piso de la mansión del expresidente, García -que se encontraba en el segundo piso- indicó “que iba a hacer una llamada a su abogado, ingresó y se encerró” en su dormitorio.
“A los pocos minutos se escuchó un disparo”, dijo Morán. Cuando la policía ingresó al dormitorio lo encontró sentado bañado en sangre. Tenía seis armas, según su secretario Ricardo Pinedo.
García será velado en el local de su partido político, llamado la Casa del Pueblo, donde en 1985 y 2006 celebró empuñando un pañuelo blanco sus dos triunfos presidenciales.
Según la orden judicial obtenida por The Associated Press el juez Juan Sánchez había ordenado arrestar a García y allanar su casa para obtener documentos que pudieran servir para la investigación desarrollada por la fiscalía por el presunto delito de lavado de activos en agravio del Estado.
El magistrado también ordenó detener a otras ocho personas, entre ellas dos exministros de García.
De acuerdo con la fiscalía el expresidente habría recibido unos 100.000 dólares de Odebrecht maquillados bajo la apariencia de pagos por una conferencia en Sao Paulo que García realizó en 2012.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, lamentó el fallecimiento de García, a quien definió como “un referente en la política del continente durante tantos años”, pero evitó manifestarse sobre la circunstancias de su muerte.
Por su parte, el presidente ecuatoriano Lenín Moreno recordó su amistad con García. “Pocas veces he visto una persona con una inteligencia tan clara y con una capacidad de retórica tan fluida. Sin duda lo vamos a extrañar”.
Agregó que “a veces puede ser una ventaja escoger la forma de hacerlo. No siempre es una desventaja. Cada quien escoge la forma de vivir y también la forma de morir”.
Los mandatarios de Colombia, Iván Duque; de Bolivia, Evo Morales, y de Chile Sebastián Piñera, también lamentaron su muerte.
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A fines de 2018 el expresidente intentó evadir a la justicia ingresando a la embajada de Uruguay en Lima y solicitando un asilo por supuesta persecución política. Su pedido fue rechazado por el gobierno del presidente uruguayo Tabaré Vásquez. Desde entonces vivió vigilado por la policía porque tenía prohibido salir del país por 18 meses.
García gobernó Perú en dos oportunidades. La primera vez entre 1985-1990 cuando dejó al país sumido en su mayor crisis económica contemporánea. Volvió al poder en el periodo 2006-2011.
Todos los presidentes de Perú desde 2001 tienen cuentas pendientes con la justicia por sus nexos con Odebrecht.
Alejandro Toledo (2001-2006) reside en Estados Unidos, aunque se ha pedido su extradición, y Ollanta Humala (2011-2016) también estuvo preso junto a su mujer entre 2017 y 2018.
En tanto, el expresidente Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018) fue trasladado la noche del martes a un clínica privada desde la celda donde cumplía 10 días de arresto por presunto lavado de activos y supuesta injerencia en la adjudicación de obras millonarias a Odebrecht.
El abogado del exmandatario, César Nakazaki, dijo a la radio RPP que estaba siendo sometido a un cateterismo “porque hay imágenes que han determinado que hay un alto riesgo de una obstrucción a una arteria del corazón”. Aún no se conoce el resultado de la intervención quirúrgica.
Para el miércoles estaba programada una audiencia judicial, pero se postergó a última hora, para decidir si se aumentaba o no la detención de Kuczynski, de 80 años, a 36 meses mientras es investigado.
Odebrecht está en el centro del mayor escándalo de corrupción de América Latina después de admitir en 2016 como parte de un acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos que sobornó a funcionarios de la región por cerca de 800 millones de dólares a cambio de recibir contratos de obras de infraestructura.