WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS.- Para que se forme una tormenta tan poderosa como la que amenaza la costa este de Estados Unidos, se necesitan un puñado de factores o ingredientes, y el
huracán Florence de categoría 4 los tiene todos.
Estos son los factores que se requieren:
1) Temperaturas más cálidas de lo normal en el mar para que agreguen fuerza y lluvias a una tormenta.
2) Un patrón de viento que permita que una tormenta aumente su fuerza y la mantenga.
3) Mayor nivel del mar para empeorar la marejada ciclónica.
4) Una tormenta que cubra un área grande, para empapar y azotar a más personas.
5) Y, por último, una combinación inusual de otros sistemas meteorológicos que probablemente detendrán a Florence cuando toque tierra en las Carolinas, lo que le permitirá que se estacione durante días y arroje enormes cantidades de lluvia.
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“Mientras más tiempo se mantenga estacionaria, habrá más viento y más lluvia. Ello significa que podría haber más árboles derribados y apagones”, dijo Ken Graham, director del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC por sus siglas en inglés).
“Esta tormenta realmente me asusta”, manifestó. “Es una de esas situaciones en las que se van a registrar lluvias torrenciales, marejadas catastróficas y peligrosas, y fuertes vientos”.
El NHC indicó el martes por la tarde que había elevado su pronóstico de lluvia de 38 a 63 centímetros (15 a 25 pulgadas) y a 88 centímetros (35 pulgadas) en lugares aislados. Sin embargo, una simulación conocida como el modelo europeo, prevé que algunas zonas reciban hasta 1 metro (45 pulgadas) de lluvia.
¿Suena improbable? Pues es el mismo modelo que pronosticó de forma acertada el año pasado que el huracán Harvey, que también se quedó mucho tiempo estacionado en tierra, dejaría caer un metro y medio (60 pulgadas) de agua.
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“Se parece un poco a Harvey en el sentido de que se acerca como una poderosa tormenta hacia la costa, pero después se detendrá”, dijo Kerry Emanuel, profesor de meteorología para el MIT y experto en huracanes. “Este no es un buen panorama”.
Florence es una tormenta inusual debido a que se dirige a las Carolinas desde el este. Habitualmente, las tormentas se acercan a Carolina del Norte y del Sur y al Atlántico Medio desde el sur, y aquellas usualmente cambian de dirección y regresan al océano.
Sin embargo, una formación meteorológica conocida como zona de alta presión está estacionada sobre la costa este de Estados Unidos, lo que evita que Florence haga el giro habitual, dijo el experto en huracanes de la Universidad de Miami, Brian McNoldy.
Luego de que Florence toque tierra, ese sistema -que actualmente está sobre Washington y Nueva York- se moverá hacia el este, pero será reemplazado por otro que se está formando sobre los Grandes Lagos, el cual mantendrá estacionada a Florence, explicó McNoldy.
El trayecto de Florence continúa siendo incierto. Se podría mover un poco al norte hacia Virginia o un poco al sur hacia Carolina del Sur.
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Pero es una tormenta tan grande que la lluvia seguirá cayendo sobre la región sin importar hacia dónde se dirija. Los expertos temen que, con las montañas de los Apalaches al oeste, podría provocar inundaciones y aludes.
El gran tamaño de Florence -con vientos de fuerza de tormenta tropical que se extienden 270 kilómetros (170 millas) desde su centro en todas direcciones- significa que su furia llegará mucho antes de que el ojo del huracán toque tierra, dijo Graham.
Parte del comportamiento de Florence, de lo que se ha visto hasta ahora y de lo que los expertos pronostican, muestra la influencia del cambio climático.
La posibilidad de que se mantenga estacionaria se está convirtiendo en algo más regular y es un resultado del cambio climático, dijo Jim Kossin, climatólogo de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés) y experto en huracanes.
Las aguas sobre las que Florence se mueve se encuentran 1,5 grados Celsius (2,7 grados Fahrenheit) más cálidas de lo normal, indicó McNoldy.
Incluso la temperatura habitual del mar es lo suficientemente cálida para que se forme una tormenta, pero esto se suma a la fuerza de la tormenta y a las lluvias que provocará. El aire contiene ahora un 10% más agua que puede caer como lluvia.
Estos son los factores que se requieren:
1) Temperaturas más cálidas de lo normal en el mar para que agreguen fuerza y lluvias a una tormenta.
2) Un patrón de viento que permita que una tormenta aumente su fuerza y la mantenga.
3) Mayor nivel del mar para empeorar la marejada ciclónica.
4) Una tormenta que cubra un área grande, para empapar y azotar a más personas.
5) Y, por último, una combinación inusual de otros sistemas meteorológicos que probablemente detendrán a Florence cuando toque tierra en las Carolinas, lo que le permitirá que se estacione durante días y arroje enormes cantidades de lluvia.
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“Mientras más tiempo se mantenga estacionaria, habrá más viento y más lluvia. Ello significa que podría haber más árboles derribados y apagones”, dijo Ken Graham, director del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC por sus siglas en inglés).
“Esta tormenta realmente me asusta”, manifestó. “Es una de esas situaciones en las que se van a registrar lluvias torrenciales, marejadas catastróficas y peligrosas, y fuertes vientos”.
El NHC indicó el martes por la tarde que había elevado su pronóstico de lluvia de 38 a 63 centímetros (15 a 25 pulgadas) y a 88 centímetros (35 pulgadas) en lugares aislados. Sin embargo, una simulación conocida como el modelo europeo, prevé que algunas zonas reciban hasta 1 metro (45 pulgadas) de lluvia.
¿Suena improbable? Pues es el mismo modelo que pronosticó de forma acertada el año pasado que el huracán Harvey, que también se quedó mucho tiempo estacionado en tierra, dejaría caer un metro y medio (60 pulgadas) de agua.
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“Se parece un poco a Harvey en el sentido de que se acerca como una poderosa tormenta hacia la costa, pero después se detendrá”, dijo Kerry Emanuel, profesor de meteorología para el MIT y experto en huracanes. “Este no es un buen panorama”.
Florence es una tormenta inusual debido a que se dirige a las Carolinas desde el este. Habitualmente, las tormentas se acercan a Carolina del Norte y del Sur y al Atlántico Medio desde el sur, y aquellas usualmente cambian de dirección y regresan al océano.
Sin embargo, una formación meteorológica conocida como zona de alta presión está estacionada sobre la costa este de Estados Unidos, lo que evita que Florence haga el giro habitual, dijo el experto en huracanes de la Universidad de Miami, Brian McNoldy.
Luego de que Florence toque tierra, ese sistema -que actualmente está sobre Washington y Nueva York- se moverá hacia el este, pero será reemplazado por otro que se está formando sobre los Grandes Lagos, el cual mantendrá estacionada a Florence, explicó McNoldy.
El trayecto de Florence continúa siendo incierto. Se podría mover un poco al norte hacia Virginia o un poco al sur hacia Carolina del Sur.
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Pero es una tormenta tan grande que la lluvia seguirá cayendo sobre la región sin importar hacia dónde se dirija. Los expertos temen que, con las montañas de los Apalaches al oeste, podría provocar inundaciones y aludes.
El gran tamaño de Florence -con vientos de fuerza de tormenta tropical que se extienden 270 kilómetros (170 millas) desde su centro en todas direcciones- significa que su furia llegará mucho antes de que el ojo del huracán toque tierra, dijo Graham.
Parte del comportamiento de Florence, de lo que se ha visto hasta ahora y de lo que los expertos pronostican, muestra la influencia del cambio climático.
La posibilidad de que se mantenga estacionaria se está convirtiendo en algo más regular y es un resultado del cambio climático, dijo Jim Kossin, climatólogo de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés) y experto en huracanes.
Las aguas sobre las que Florence se mueve se encuentran 1,5 grados Celsius (2,7 grados Fahrenheit) más cálidas de lo normal, indicó McNoldy.
Incluso la temperatura habitual del mar es lo suficientemente cálida para que se forme una tormenta, pero esto se suma a la fuerza de la tormenta y a las lluvias que provocará. El aire contiene ahora un 10% más agua que puede caer como lluvia.