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Inician en la ONU negociaciones inéditas para prohibir el arma nuclear

El lanzamiento de estas negociaciones sobre un tratado legalmente vinculante fue decidido en octubre con el apoyo de 123 países miembros de Naciones Unidas

27.03.2017

Naciones Unidas, Estados Unidos
Más de cien países abren este lunes en la ONU negociaciones inéditas sobre un tratado para prohibir las armas nucleares, convencidos de que reducirá el riesgo de una guerra atómica pese a las objeciones de las grandes potencias.

El lanzamiento de estas negociaciones sobre un tratado legalmente vinculante fue decidido en octubre con el apoyo de 123 países miembros de Naciones Unidas.

La mayoría de las potencias nucleares, tanto declaradas como no, votaron sin embargo en contra de estas negociaciones (Estados Unidos, Francia, Israel, Reino Unido y Rusia) o se abstuvieron (China, India, Pakistán).

Hasta Japón, único país en sufrir un ataque nuclear, en 1945, votó No a las negociaciones, preocupado por la falta de consenso al respecto.

Pero el rechazo de estos países no disuadió a las naciones que defienden esta iniciativa, como Austria, Irlanda, México, Brasil, Sudáfrica o Suecia, ni a las centenas de ONGs comprometidas con esta causa.

Frente a la multiplicación de focos de tensión, amenazas de Corea del Norte, y a una nueva administración estadounidense considerada imprevisible, decidieron tomar la delantera, inspirados por movimientos que impulsaron la prohibición de armas de racimo (2008) o las minas antipersonales (1997).

'Esto tomará tiempo, no seamos ingenuos', declaró la semana pasada en la ONU la ministra sueca de Relaciones Exteriores, Margot Wallström. 'Pero es muy importante, sobre todo en este momento en el que asistimos a todo tipo de discursos de demostración de fuerza que incluyen la amenaza de usar el arma nuclear', subrayó.

'Desde hace años muchos países dicen que tenemos que salir de este impasse con este tema. También es la expresión de una frustración', comentó Wallström.

'Nunca es el buen momento'
Pese a los compromisos adoptados por las grandes potencias en el marco del Tratado de No Proliferación (TNP), en estos últimos años no se han registrado avances en materia de desarme nuclear, lamentó Beatrice Fihn, directora de Ican (International campaign to abolish nuclear weapons), una coalición internacional de ONGs que se moviliza sobre este tema.

'Se hicieron muchos esfuerzos desde el fin de la Guerra Fría y luego eso se detuvo (...) La administración de Obama decepcionó, hizo promesas que no cumplió. Ahora los temores están exacerbados con el nuevo presidente' Donald Trump, dijo.

Basándose en la experiencia sobre las armas de racimo o las minas antipersonales, Fihn estimó que hay 'buenas chances' de adoptar un tratado en la primera fase de las negociaciones -que culmina el 7 de julio- o al menos 'de aquí a dos años' .

Según ella, poco importa que las potencias nucleares no muestren interés en los debates, pues la adopción de un tratado los obligará tarde o temprano a revisar su política aunque actualmente estén comprometidos en la modernización de su armamento nuclear.

'Aunque los principales fabricantes (de armas nucleares) no firmen, estos tratados tienen un gran impacto', aseguró. 'Miren Rusia: ¿Por qué desmiente haber utilizado armas de racimo en Siria? En todo caso no es firmante del tratado que prohíbe esas armas, pero sabe que no está bien'.

Ninguna gran potencia ha hecho comentarios sobre el inicio de estas negociaciones, aunque la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, prevé hacer una declaración al margen de la apertura el lunes por la mañana en Nueva York.

Los representantes de Estados Unidos y Francia habían explicado en octubre que se oponen al texto de prohibición por una necesidad a 'proceder por etapas' en materia de desarme, sin alterar el equilibrio estratégico actual o poner en riesgo la disuasión.

'Es como pasa con los grandes fumadores, nunca es el buen momento para dejar' de fumar, añadió Fihn. 'Pero la tendencia está aquí: en este mundo bipolar, muchos países piensan que no tienen necesidad de esperar a las grandes potencias para actuar', concluyó.