La triste y trágica historia de la joven colombiana Jazmín Amparo Jaramillo Bautista, de 19 años de edad, ha causado conmoción en el mundo.
A sus tan solo 18 años de edad Baustista fue entregada a un obrero quien violaría de ella por los siguientes 14 meses.
Todo empezó cuando la madre de Jazmín, María Amparo Bautista, salió de la cárcel luego de ser capturada por tráfico de drogas y otros delitos menores. Desde entonces Jazmín dejó de vivir en las instalaciones del ICBF y volvió a vivir con su madre, sobreviviendo de lo que ganaba vendiendo quesos y cuajadas.
Durante uno de esos días laborales, un hombre de 45 años se acercó a la madre de Jazmín para decirle que él podría darle tanto estudio como algunas comodidades en la casa donde este hombre vivía. Trabajaba como obrero en algunas obras pero aún así parecía no darse una mala vida.
Al momento en el que su madre aceptó la oferta del obrero que se presentó como Efraín Ortíz Cárdenas, sabía que había algo escondido en esa buena actitud que mostraba frente a su madre.
Ahora viviendo en una mejor casa al norte de Barrancabermeja empezaría la pesadilla de Jazmín. Las promesas del hombre que de ahora en adelante la “cuidaría” se desmoronaron al escuchar “No voy a ser tan marica de dejarla ir al colegio, allá usted conocerá otros jóvenes y se irá con ellos”. Con esas palabras sus sueños de ser una mujer estudiada se convirtieron en miedos y tristezas.
Desde entonces, verlo desnudo y sentir cómo abusaba de ella tanto física como sexualmente, se convirtió en algo cotidiano.
Al inicio tenía la fuerza para evitar algunos golpes que este hombre le propinaba, pero eso no sería un impedimento para que Efraín pudiera satisfacer su deseo sexual con ella.
Por eso, este hombre empezó a suministrarle sedantes, drogas psicoactivas y otros productos para dejarla adormecida por más de ocho horas al día para poder abusar de ella.
Los hechos pasaron a convertirse en actos que rebasan las fantasías y deseos sexuales. La costumbre de este hombre era ahora maltratarla físicamente, colocando cucharas calientes en sus brazos, cortarle los dedos e intentar ahogarla en repetidas ocasiones.
Jazmín describe que este hombre tenía la costumbre de consumir alcohol casi todos los días de la semana. Al llegar en un estado de ebriedad a la casa era cuando se repetía la pesadilla de todas las noches.
El dicho popular de “Luego de la tormenta llega la calma” llegó para Jazmín.
Un día su violador salió a las seis de la mañana, en ese momento ella se encontraba aún un poco adormecida por la droga suministrada y adolorida por todos los maltratos que le produjo la noche anterior.
Pero se percató que dejó la puerta del patio sin candado, cosa que era totalmente inusual y poco probable que pasara. Fue allí cuando vio la oportunidad de poder despertar de aquella pesadilla y poder salir del lugar.
Trepó por la pared del patio y corrió lo más rápido que pudo hasta encontrar un CAI donde le contó todo a los policías que se encontraban allí. Ellos posteriormente se encargaron de llevarla a la Fiscalía y a Medicina Legal donde diagnosticaron un caso de maltrato físico y psicológico bastante fuerte. Eso sin dejar a un lado las heridas y marcas de abuso que tenía en sus brazos y piernas.
Jazmín contó a las autoridades que en repetidas ocasiones había intentado escapar pero fueron inútiles sus intentos. Varios vecinos del sector se enteraron de su presencia en la casa de este hombre y llamaron a la policía. Pero al momento de que sonara el timbre, su violador ya se encontraba con una suma de dinero para sobornar a las autoridades y decirles que compraba su silencio.
Los vecinos ya tienen identificados a quienes habían aceptado el dinero a cambio de su silencio.
En la sala de urgencias Jazmín pidió a las autoridades que contactaran lo más pronto posible a su madre. No para denunciarla, sino para verla, para saber cómo estaba porque la incertidumbre de no saber si su madre se preocupaba por ella era terrible.
Jazmín dice que entiende a su madre, sabe que no se encontraba en una buena situación económica para brindarle la vida que ella quería, pues no guarda ningún tipo de rencor, lo único que quiere es verla y abrazarla. Quizá así pueda superar en algún momento aquella pesadilla que vivió por más de un año.