NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS.- Después de fugarse de la cárcel dos veces, Joaquín
“El Chapo” Guzmán era el hombre más buscado del mundo. Y ahora, verlo en persona se ha convertido en una atracción turística para numerosos espectadores que acuden a la corte en Brooklyn donde es enjuiciado el notorio capo de las drogas.
Neoyorquinos curiosos, fanáticos de las novelas policiacas en incluso turistas extranjeros están acudiendo a la galería pública del tribunal federal de Brooklyn, para ver al narcotraficante que podría ser sentenciado a pasar el resto de sus días tras las rejas.
Algunos días, solo dos personas vienen a ver el juicio, frente a la multitud de fiscales, reporteros, guardias de seguridad y abogados en la sala. Otros días son quizás cinco. Pero en todo caso escuchan atentos, erguidos en sus asientos tratando de echarle un vistazo al rostro de Guzmán. A veces ven con curiosidad a su esposa, Emma Coronel, que acude casi todos los días, sentada en la galería del público.
“Es algo surrealista, es como si estuviera viendo la serie de televisión (de Netflix) 'El Chapo'', dijo Peter Stolt, de 23 años, quien asistió a tres días del proceso en noviembre y espera poder venir por lo menos una vez más.
Stolt, quien se graduó hace poco del Muhlenberg College en Pensilvania y está buscando trabajo en Nueva York, dijo que a veces está a las 6:30 de la mañana en la entrada del edificio, para asegurarse de conseguir asiento. Lo que más le impresionó, dijo, fue el testimonio de uno de los antiguos allegados de Guzmán y ahora testigo para la fiscalía, Miguel Ángel Martínez, quien narró con lujo de detalles una serie de atentados en su contra que, según dijo, fueron por órdenes de Guzmán, uno de ellos tras la actuación de un grupo musical mexicano.
'La granada, la canción... Es una locura. Eso fue espeluznante. Es una locura que estamos escuchando esto narrado de primera mano', comentó.
Guzmán fue extraditado el año pasado para enfrentar cargos que lo acusan de encabezar el cártel de Sinaloa, que contrabandeó toneladas de cocaína a Estados Unidos.
Las seis semanas de testimonios de agentes policiales, de un traficante de cocaína colombiano que está encarcelado y de extravagantes delincuentes mexicanos han ofrecido suficiente material para varios guiones de 'Miami Vice' o 'Narcos'. Han habido relatos de túneles clandestinos excavados debajo de la frontera, intentos de asesinato, sobornos a comandantes policiales, jets privados llenos de millones de dólares en efectivo y fábricas de las que salían contenedores de pimientos llenos de cocaína.
Los abogados de Guzmán insisten en su inocencia, afirmando que los colaboradores simplemente están mintiendo para obtener sentencias más leves.
Joaquín Martínez, un mexicano de 55 años que lleva más de una década viviendo en Nueva York, dijo que valió la pena el viaje de Manhattan a Brooklyn para ver a “El Chapo” en persona. Sin embargo, confiesa que esperaba verlo con el bigote que tiene en las fotos que han salido de él.
'Me tardó un par de segundos darme cuenta de que era él. Para serle honesto, me pareció... como una persona normal”, manifestó.
Más impresionado quedó con la esposa de Guzmán, quien según dijo caminaba despreocupada por la sala, como si estuviese en su propia casa. Se sentó en un banquillo justo enfrente de él.
“Podía oler su perfume”, dijo Martínez.
Neoyorquinos curiosos, fanáticos de las novelas policiacas en incluso turistas extranjeros están acudiendo a la galería pública del tribunal federal de Brooklyn, para ver al narcotraficante que podría ser sentenciado a pasar el resto de sus días tras las rejas.
Algunos días, solo dos personas vienen a ver el juicio, frente a la multitud de fiscales, reporteros, guardias de seguridad y abogados en la sala. Otros días son quizás cinco. Pero en todo caso escuchan atentos, erguidos en sus asientos tratando de echarle un vistazo al rostro de Guzmán. A veces ven con curiosidad a su esposa, Emma Coronel, que acude casi todos los días, sentada en la galería del público.
“Es algo surrealista, es como si estuviera viendo la serie de televisión (de Netflix) 'El Chapo'', dijo Peter Stolt, de 23 años, quien asistió a tres días del proceso en noviembre y espera poder venir por lo menos una vez más.
Stolt, quien se graduó hace poco del Muhlenberg College en Pensilvania y está buscando trabajo en Nueva York, dijo que a veces está a las 6:30 de la mañana en la entrada del edificio, para asegurarse de conseguir asiento. Lo que más le impresionó, dijo, fue el testimonio de uno de los antiguos allegados de Guzmán y ahora testigo para la fiscalía, Miguel Ángel Martínez, quien narró con lujo de detalles una serie de atentados en su contra que, según dijo, fueron por órdenes de Guzmán, uno de ellos tras la actuación de un grupo musical mexicano.
'La granada, la canción... Es una locura. Eso fue espeluznante. Es una locura que estamos escuchando esto narrado de primera mano', comentó.
Guzmán fue extraditado el año pasado para enfrentar cargos que lo acusan de encabezar el cártel de Sinaloa, que contrabandeó toneladas de cocaína a Estados Unidos.
Las seis semanas de testimonios de agentes policiales, de un traficante de cocaína colombiano que está encarcelado y de extravagantes delincuentes mexicanos han ofrecido suficiente material para varios guiones de 'Miami Vice' o 'Narcos'. Han habido relatos de túneles clandestinos excavados debajo de la frontera, intentos de asesinato, sobornos a comandantes policiales, jets privados llenos de millones de dólares en efectivo y fábricas de las que salían contenedores de pimientos llenos de cocaína.
Los abogados de Guzmán insisten en su inocencia, afirmando que los colaboradores simplemente están mintiendo para obtener sentencias más leves.
Joaquín Martínez, un mexicano de 55 años que lleva más de una década viviendo en Nueva York, dijo que valió la pena el viaje de Manhattan a Brooklyn para ver a “El Chapo” en persona. Sin embargo, confiesa que esperaba verlo con el bigote que tiene en las fotos que han salido de él.
'Me tardó un par de segundos darme cuenta de que era él. Para serle honesto, me pareció... como una persona normal”, manifestó.
Más impresionado quedó con la esposa de Guzmán, quien según dijo caminaba despreocupada por la sala, como si estuviese en su propia casa. Se sentó en un banquillo justo enfrente de él.
“Podía oler su perfume”, dijo Martínez.