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La carta de renuncia de Otto Pérez Molina

'Enfrentaré con la conciencia tranquila los procesos que correspondan. Hoy más que nunca, mi compromiso con el pueblo de Guatemala es someterme con toda entereza, mediante el debido proceso, al imperio de la ley y desvirtuar los señalamientos que hoy se me hacen'.

03.09.2015

Ciudad de Guatemala, Guatemala

En medio de un escándalo de corrupción, en el que está acusado de asociación ilícita, cohecho pasivo y defraudación aduanera, el presidente de Guatemala Otto Pérez Molina renunció a su cargo tras la decisión unánime del Congreso de quitarle inmunidad, y la orden de detención librada por el juez Miguel Ángel Gálvez.

A continuación el escrito de Pérez Molina:

Desde el inicio de mi carrera profesional y después política, he venido luchando por la democratización, la paz y el bienestar del pueblo de Guatemala. En la situación actual y teniendo en cuenta por sobre todo el interés del Estado, me corresponde continuar con el debido proceso y por lo tanto presentarme ante la justicia y dirimir mi situación personal, con la convicción de hacer lo correcto, me dirijo a usted y al honorable Congreso de la República para presentar mi renuncia al Cargo de Presidente de la República de Guatemala.

Con los principios y valores en los cuales me he formado, enfrentaré con la conciencia tranquila, los procesos que correspondan. Hoy más que nunca, mi compromiso con el pueblo de Guatemala es someterme con toda entereza, mediante el debido proceso, al imperio de la ley y desvirtuar los señalamientos que hoy se me hacen.

Hago un llamado a los guatemaltecos y guatemaltecas, para que dejando por un lado los odios y rencores, y en el marco del Estado de Derecho, contribuyamos todos, para hacer las transformaciones profundas que el Estado demanda, para enfrentar los grandes retos que procuren la constitución de nuestra Guatemala, que sea expresión de la Justicia, la Seguridad, la Paz y el Desarrollo, especialmente de los más desposeídos.

Tengo la convicción y la fe en Dios, que el futuro es promisorio, que nuevos tiempos han de venir, en los que habremos de encontrarnos como Nación en la cual, la satisfacción de las necesidades y una vida digna para todos, sean una realidad.

Agradezco a la Iglesia Católica y a la Iglesia Evangélica por sus múltiples oraciones, y a los millones de guatemaltecos que confiaron y siguen creyendo en que juntos habremos de construir una Guatemala mejor.