En una reunión en Luxemburgo, enviados de los 27 estados miembros acordaron una estrategia común de restricciones de desplazamientos y pruebas diagnósticas para permitir que ciudadanos y trabajadores vieran más claro cómo podían desplazarse por el continente.
Varios países de la UE cerraron sus fronteras en marzo de forma apresurada en un intento de frenar la expansión del virus, a pesar de que el acuerdo de Schengen permite a los residentes del bloque moverse con libertad entre los países miembros sin necesidad de visa. La medida causó bloqueos en el tráfico y los cargamentos de equipamiento médico.
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“La pandemia de covid-19 ha trastocado nuestras vidas cotidianas de muchos modos. Las restricciones a los desplazamientos han hecho más difícil para algunos de nuestros ciudadanos ir a trabajar, a la universidad o visitar a sus seres queridos”, dijo Michael Roth, ministro alemán para Europa. “Nuestro deber común es asegurar la coordinación de cualquier medida, que afecta a la libertad de movimiento dar a nuestros ciudadanos toda la información que necesitan para decidir sobre sus viajes”.
Los estados miembros acordaron proporcionar datos de coronavirus al Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades, que publicará un mapa semanal clasificando las regiones en función de la gravedad de los brotes de coronavirus.
Los criterios utilizados para definir las zonas por colores -verde, naranja y rojo- son el número de nuevos casos reportados por 100,000 habitantes en los 14 días previos, así como la tasa de pruebas diagnósticas y la tasa de pruebas positivas en la semana anterior.
Los estados miembros acordaron que no debían restringir el libre movimiento de personas que viajaban entre zonas verdes, aunque los gobiernos nacionales seguirían estableciendo restricciones como cuarentenas o pruebas obligatorias a la llegada para personas procedentes de zonas naranjas o rojas.
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Una región se clasificará como verde si la tasa de casos reportados en 14 días es menor de 25 y la tasa de pruebas positivas menor al 4%. Según los criterios adoptados el martes, la mayoría de las regiones de la UE serían rojas o naranjas, y la OMS advirtió de un repunte de casos en la región.
“Este acuerdo evita cierres de fronteras y favorece las medidas de control sanitario menos punitivas, como los análisis”, dijo Clement Beaune, ministro francés para Europa. “Por último, pero no menos importante, se asegurarán los movimientos esenciales, especialmente los de trabajadores en fronteras”.
El Consejo Europeo dijo que los estados miembros no debían negar el acceso a personas llegadas de otros países de la UE, y les instaron a “respetar las diferencias en la situación epidemiológica entre zonas naranjas y rojas y actuar de forma proporcionada” si decidían aplicar restricciones.
Los países de la UE también acordaron mantener informados a sus vecinos sobre sus nuevas medidas -con 48 horas de antelación cuando fuera posible- y desarrollar un formulario común de localización de pasajeros para todos los medios de transporte.
Las recomendaciones no eran legalmente vinculantes, ya que los controles fronterizos y cuestiones sanitarias seguían siendo responsabilidad de los gobiernos nacionales.
Los países europeos reportaron más de 700,000 nuevos casos de coronavirus la semana pasada, según la Organización Mundial de la Salud, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia.
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En una presentación semanal a la prensa, la OMS indicó que los contagios y muertes en el continente habían subido respectivamente un 34% y un 16%. Gran Bretaña, Francia, Rusia y España suponían más de la mita de los nuevos casos en la región.
La OMS señaló a un “declive significativo” en los nuevos casos en España respecto a las semanas pasadas. Sin embargo, en Polonia los casos y muertes subieron un 93% y un 104% respectivamente, y el gobierno ha endurecido las restricciones para intentar evitar otra cuarentena.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo esta semana que la agencia comprende la frustración de la gente que siente que la pandemia se alarga, pero advirtió que “no hay atajos ni soluciones mágicas”.
La OMS describió las cuarentenas como un “último recurso” cuando los países no tienen otras opciones, e instó a las autoridades a utilizar métodos más dirigidos para frenar los contagios.
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