'La economía china se está yendo abajo, quieren un trato', dijo Trump en una entrevista con la cadena Fox Business Network antes de la cumbre, que se celebra el viernes y el sábado.
La guerra comercial entre China y Estados Unidos será uno de los temas centrales del encuentro, durante el cual Trump y Xi mantendrán una reunión bilateral el sábado.
Las dos principales economía mundiales se han impuesto mutuamente aranceles en los últimos meses, en el caso de Washington de hasta 200,000 millones de dólares en importaciones chinas, y ahora podrían ser incluso más.
'Hay otros 325,000 millones a los que todavía no puse impuestos, están maduros para ponerles impuestos, para aplicarles aranceles', dijo Trump a Fox.
'Lanzar una guerra comercial, imponer aranceles, dañar a los demás y a sí mismo -en referencia a Estados Unidos- no resolverá el problema', replicó desde Pekín el portavoz del ministerio de Exteriores, Geng Shuang.
Los mercados esperan, si no hay un acuerdo, al menos una pausa en la guerra comercial que según expertos e instituciones internacionales pone en peligro el crecimiento mundial de la economía.
'Hay que ver si habrá algún tipo de mini-acuerdo y lo más importante sería si Estados Unidos accediera a congelar la aplicación de una nueva ronda de aranceles', afirma David Dollar, un experto sobre China en la Brookings Institution, con sede en Washington.
Trump tampoco dudó en calificar de 'inaceptables' los aranceles de India, otro de sus socios comerciales. 'Estoy deseando hablar con el primer ministro -Narendra- Modi sobre el hecho de que India, que durante años puso aranceles muy altos contra Estados Unidos, los aumentó todavía más recientemente. ¡Es inaceptable y tiene que retirarlos!', escribió Trump en Twitter.
Por su parte el presidente del Consejo europeo, Donald Tusk, auguró 'un G20 difícil' durante una reunión con el primer ministro japonés Shinzo Abe, indicó un comunicado de Bruselas.
Los países del G20 representan alrededor del 85% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial.
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Mercosur y Venezuela
En el frente diplomático, la cumbre servirá también para abordar las tensiones con Irán después de que Trump anunciara haber renunciado en el último minuto a un ataque contra el país como represalia al derribo de un dron. El presidente estadounidense también tiene previsto reunirse con el ruso Vladimir Putin.
Los tres países latinoamericanos del G20 (México, Brasil y Argentina) llegan por su parte a Osaka con una agenda marcadamente económica pero también política.
En ausencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, México estará representado por el canciller Marcelo Ebrard. La agenda oficial mexicana incluye el cambio climático y la lucha contras las desigualdades pero se abordará también la crisis migratoria en la frontera con Estados Unidos.
Por su parte el presidente brasileño Jair Bolsonaro, que llegó este jueves a Japón, tiene previsto reunirse con su homólogo Donald Trump y con el francés Emmanuel Macron. La reunión bilateral inicialmente anunciada con Xi Jinping, que sería la primera entre ambos, no está aún confirmada, según una nueva versión de la agenda oficial.
China es uno de los principales compradores de productos brasileños como soja y mineral de hierro pero Brasil aspira a exportar a China productos manufacturados con mayor valor añadido
También estará en Osaka el presidente de Argentina, Mauricio Macri, que busca cerrar los últimos flecos del ambicioso y complejo tratado comercial entre la Unión Europea y Mercosur, que lleva años gestándose.
Para ello Macri tiene una reunión prevista con el presidente de la comisión, Jean-Claude Juncker.
En paralelo los países el grupo de Lima, incluido Chile, cuyo presidente Sebastián Piñera estará en Osaka a pesar de que su país no forma parte del G20, mantendrán una reunión sobre la situación en Venezuela, en plena crisis política y económica, para presionar al gobierno de Nicolás Maduro.
Mientras tanto, Osaka, la segunda urbe de Japón con tres millones de habitantes, sigue movilizada para la cumbre internacional jamás organizada en el país, bajo estrechas medidas de seguridad, paralizada por los cortes de tráfico e incluso con el cierre temporal de los conocidos locales del barrio rojo para no dañar la imagen de la ciudad.