Miami, Estados Unidos
Entretenimiento y helados para Barack Obama y sus hijas en Hawái, servicio religioso en Florida para la familia Trump: el fin de semana navideño se desarrolló lejos de las vicisitudes de la política, o casi, para el millonario empresario.
En compañía de sus hijas, Sasha y Malia, Obama abandonó el sábado su residencia de vacaciones para almorzar en un restaurante antes de concurrir a Waikiki Breakout, un juego cuya meta es escapar.
Según el sitio del lugar de diversiones, el objetivo de los jugadores es salir de una habitación en la que están encerrados resolviendo enigmas en un lapso de 60 minutos como máximo.
La familia presidencial se quedó 90 minutos en el edificio. Según medios estadounidenses, salieron de la habitación 12 minutos antes de que expirara el tiempo.
La comitiva presidencial hizo luego una parada para tomar un helado, y permitió al presidente, de polo blanco y gafas de sol, darse un pequeño baño de multitudes.
La primera dama, Michelle, no participó de la salida.
A varios miles de kilómetros de allí y casi a la misma hora a causa de la diferencia horaria, Donald Trump y su esposa Melania asistieron la noche del sábado a un servicio religioso de Navidad en la iglesia episcopal de Bethesda-by-the-Sea, cerca de Palm Beach, donde pasan las fiestas de fin de año.
El servicio fue retransmitido en directo. El presidente electo fue recibido con aplausos de los parroquianos y apretones de mano.
Sin embargo, Trump, que asume el 20 de enero, no pudo evitar pensar en los problemas del mundo. El sábado hizo comentarios en Twitter sobre un diferendo con el servicio de información de la cadena NBC News y sobre la aprobación el viernes de una resolución de la ONU desfavorable a Israel.
Luego tuiteó la foto de una menorah --candelabro judío de siete brazos-- con el texto: '¡Les deseamos un radiante y feliz Hanoukka! Donald y Melania Trump'.
Entretenimiento y helados para Barack Obama y sus hijas en Hawái, servicio religioso en Florida para la familia Trump: el fin de semana navideño se desarrolló lejos de las vicisitudes de la política, o casi, para el millonario empresario.
En compañía de sus hijas, Sasha y Malia, Obama abandonó el sábado su residencia de vacaciones para almorzar en un restaurante antes de concurrir a Waikiki Breakout, un juego cuya meta es escapar.
Según el sitio del lugar de diversiones, el objetivo de los jugadores es salir de una habitación en la que están encerrados resolviendo enigmas en un lapso de 60 minutos como máximo.
La familia presidencial se quedó 90 minutos en el edificio. Según medios estadounidenses, salieron de la habitación 12 minutos antes de que expirara el tiempo.
La comitiva presidencial hizo luego una parada para tomar un helado, y permitió al presidente, de polo blanco y gafas de sol, darse un pequeño baño de multitudes.
La primera dama, Michelle, no participó de la salida.
A varios miles de kilómetros de allí y casi a la misma hora a causa de la diferencia horaria, Donald Trump y su esposa Melania asistieron la noche del sábado a un servicio religioso de Navidad en la iglesia episcopal de Bethesda-by-the-Sea, cerca de Palm Beach, donde pasan las fiestas de fin de año.
El servicio fue retransmitido en directo. El presidente electo fue recibido con aplausos de los parroquianos y apretones de mano.
Sin embargo, Trump, que asume el 20 de enero, no pudo evitar pensar en los problemas del mundo. El sábado hizo comentarios en Twitter sobre un diferendo con el servicio de información de la cadena NBC News y sobre la aprobación el viernes de una resolución de la ONU desfavorable a Israel.
Luego tuiteó la foto de una menorah --candelabro judío de siete brazos-- con el texto: '¡Les deseamos un radiante y feliz Hanoukka! Donald y Melania Trump'.