Los meteorólogos esperaban que el sistema se mantuviera varios días sobre Luisiana como una masa desorganizada y arrojara mucha agua al este de su centro. Se esperaba que los chaparrones se extendieran desde la costa del Golfo de México y hasta el oeste de la franja noroeste de Florida.
La amenaza de inundaciones era especialmente grave en el sureste de Luisiana, y el gobernador, John Bel Edwards, advirtió a la gente que se lo tomara en serio, aunque Nicholas ya no fuera el huracán que tocó tierra el martes en Texas.
“Esta es una tormenta muy seria, especialmente en las zonas muy afectadas por el huracán Ida”, dijo Edwards.
Los expertos advirtieron a la gente en el centro de la costa del Golfo de que podrían caer hasta 50 centímetros (20 pulgadas) de agua hasta el viernes, en una región que aún no se recupera por completo de los estragos de dos tormentas de categoría 4: Ida, hace unas semanas, y Laura, el año pasado.
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Galveston, Texas, registró casi 35 centímetros (14 pulgadas) de lluvia de Nicholas, la 14ta tormenta con nombre de la temporada de huracanes del Atlántico de 2021, mientras que Houston registró más de 15 centímetros (6 pulgadas) de agua. La oficina en Nueva Orleans del Servicio Meteorológico Nacional indicó el martes por la noche que algunas zonas de Luisiana podrían recibir hasta 25 cm (10 pulgadas) de lluvia, con concentraciones puntuales de entre 5 y 8 cm (de 2 a 3 pulgadas) de agua en una hora.
El gobernador Edwards señaló que 95.000 clientes seguían sin electricidad más de dos semanas después del impacto de Ida. Y dijo que la nueva tormenta podría hacer que algunos de los que habían recuperado el servicio pudieran volver a perderlo. Algunas casas muy afectadas por Ida no habían sido reparadas aún como para que pudieran aguantar fuertes lluvias, añadió.