Para reducir las emisiones de CO2 que se atribuyen a la ganadería, los científicos neocelandeses estudian la manera de purificar las flatulencias de las ovejas suprimiendo el metano que los ovinos expulsan hacia la atmósfera.
Los científicos tratan sobre todo de comprender por qué algunas especies contaminan más que otras y si algunos regímenes alimentarios son más ecológicos.
'El aumento de atención hacia el cambio climático y las nuevas tecnologías nos permiten esperar lograr lo que antes era imposible', explicó Peter Janssen del Centro de investigación sobre el gas con efecto invernadero de origen agrícola.
En este gran laboratorio en Palmerston North, en la isla del Norte del archipiélago neocelandés, los animales son encerrados durante dos días uno por uno en cajas herméticas donde hay filtros que miden la frecuencia de sus flatulencias y de sus contenidos.
Los científicos esperan, gracias a la genética, poder elaborar una vacuna que impediría a los rumiantes generar metano (CH4). Hipótesis posible de aquí a quince años.
'Ahora podemos identificar esos organismos y designarlos específicamente para trabajar en vacunas a partir de moléculas inhibidoras que atacan sólo a los microbios que producen el metano', precisó Peter Janssen.
Los rumiantes digieren sus alimentos parcialmente haciéndolo fermentar en su estómago antes de devolverlo - junto con una importante cantidad de metano - para poder luego masticarla más fácilmente.
Las Naciones Unidas esitman que 18% de las emisiones con efecto invernadero en el mundo son debidas a los animales de ganadería. Pero la proporción es claramente más elevada - del orden del 50% - en Nueva Zelanda, donde pastan 35 millones de ovejas y ocho millones de vacas.
El archipiélago invierte 50 millones de dólares neocelandeses (30.8 millones de euros -39.8 millones de US dólares) en un programa de reducción de las emisiones contaminantes de origen agrícola, 'probablemente el más amplio en el mundo' sobre este tema, estimó Peter Janssen.
Los agricultores, antes ajenos a los problemas ecológicos, ahora están asociados a esos trabajos.
En 2003, el gobierno había creado un impuesto para favorecer la investigación científica, pero debió dar marcha atrás ante la presión de los agricultores denunciando 'un impuesto a los pedos' (si bien el 90% de las emisiones provienen en realidad de los eructos).
'Ni siquiera el gran público había comprendido. En Nueva Zelanda, es probablemente justo decir que somos escépticos con respecto al cambio climático', reconoció Rick Pridmore, responsable del desarrollo sostenible en la Federación neocelandesa de productores de leche.
'Pero esto cambió en los cinco últimos años, pienso que ahora los agricultores se pusieron a tono', subrayó. Tanto más cuanto que la vacuna podría mejorar las capacidades digestivas de los animales y reducir así sus raciones alimentarias.
El metano (CH4) es emitido por las zonas húmedas, la extracción del carbón, la industria del gas y del petróleo, las flatulencias de los rumiantes y la descomposición de los desechos orgánicos en los basurales a cielo abierto.