Berlín, Alemania
El padre del pequeño Aylan Kurdi, cuya muerte hace un año conmocionó al mundo entero, lamentó el miércoles que los muertos en el mar 'continúan' pero que 'nadie hace nada' en el diario alemán Bild.
'Después de la muerte de mi familia, los políticos dijeron: '¡Nunca más!'', recuerda Abdulá Kurdi, que además de Aylan, de 3 años, perdió a su mujer Rehab, de 35 años, y a su hijo mayor Galip, de 5 años, ahogados frente a las costas turcas cuando su embarcación se hundió.
'Todos querían hacer algo como fuera tras la foto que tanto les había conmocionado', la del niño muerto tendido en el suelo en la playa de Bodrum, insiste este hombre de 41 años.
'¿Pero qué pasa ahora? Los muertos continúan y nadie hace nada', añade Abdulá Kurdi, cuya familia está enterrada en Kobané, una ciudad siria cerca de la frontera turca.
No lamenta sin embargo la mediatización de la foto de su hijo porque considera que 'una cosa así debe mostrarse para que la gente vea claramente lo que pasa (...). ' El horror en Siria tiene que terminar. Las tragedias del exilio también', concluye.
Instalado ahora en Erbil, en el Kurdistán iraquí, el padre de Aylan y de Galip dice sentirse 'más seguro' que antes pero '¿para hacer qué?', se pregunta.
El padre del pequeño Aylan Kurdi, cuya muerte hace un año conmocionó al mundo entero, lamentó el miércoles que los muertos en el mar 'continúan' pero que 'nadie hace nada' en el diario alemán Bild.
'Después de la muerte de mi familia, los políticos dijeron: '¡Nunca más!'', recuerda Abdulá Kurdi, que además de Aylan, de 3 años, perdió a su mujer Rehab, de 35 años, y a su hijo mayor Galip, de 5 años, ahogados frente a las costas turcas cuando su embarcación se hundió.
'Todos querían hacer algo como fuera tras la foto que tanto les había conmocionado', la del niño muerto tendido en el suelo en la playa de Bodrum, insiste este hombre de 41 años.
'¿Pero qué pasa ahora? Los muertos continúan y nadie hace nada', añade Abdulá Kurdi, cuya familia está enterrada en Kobané, una ciudad siria cerca de la frontera turca.
No lamenta sin embargo la mediatización de la foto de su hijo porque considera que 'una cosa así debe mostrarse para que la gente vea claramente lo que pasa (...). ' El horror en Siria tiene que terminar. Las tragedias del exilio también', concluye.
Instalado ahora en Erbil, en el Kurdistán iraquí, el padre de Aylan y de Galip dice sentirse 'más seguro' que antes pero '¿para hacer qué?', se pregunta.