CIUDAD DEL VATICANO, ROMA.- El
papa Francisco aconsejó el domingo a los padres primerizos diciendo que es perfectamente normal que discutan entre ellos, pero les pidió no lo hagan delante de sus hijos, por la 'angustia' que causa.
El pontífice argentino ofreció su recomendación durante una misa en la que bautizó a 27 recién nacidos, una tradición anual que llena la Capilla Sixtina de bebés acompañados por sus padres y padrinos.
Entre llantos y arrullos, el papa dijo a los padres que habían asumido el importante trabajo de transmitir la fe a sus hijos, una labor que, dijo, comienza en el hogar, en la familia.
Francisco les ofreció entonces algunos consejos.
'Es normal que los esposos discutan', dijo el papa. 'Sería extraño si no lo hicieran. Háganlo, pero no permitan que los niños los escuchen ni los vean'.
'No tienen idea de la angustia de los niños cuando ven a sus padres pelear', expresó.
Francisco ofrece frecuentemente este tipo de consejos del mundo real a las parejas, como resultado de sus años de ministerio a las familias normales cuando era sacerdote, obispo y cardenal en Buenos Aires.
Uno de sus axiomas favoritos es que las parejas deben acostumbrarse a decir 'por favor, gracias y lo siento', y que nunca deben irse a la cama enojados.
El pontífice argentino ofreció su recomendación durante una misa en la que bautizó a 27 recién nacidos, una tradición anual que llena la Capilla Sixtina de bebés acompañados por sus padres y padrinos.
Entre llantos y arrullos, el papa dijo a los padres que habían asumido el importante trabajo de transmitir la fe a sus hijos, una labor que, dijo, comienza en el hogar, en la familia.
Francisco les ofreció entonces algunos consejos.
'Es normal que los esposos discutan', dijo el papa. 'Sería extraño si no lo hicieran. Háganlo, pero no permitan que los niños los escuchen ni los vean'.
'No tienen idea de la angustia de los niños cuando ven a sus padres pelear', expresó.
Francisco ofrece frecuentemente este tipo de consejos del mundo real a las parejas, como resultado de sus años de ministerio a las familias normales cuando era sacerdote, obispo y cardenal en Buenos Aires.
Uno de sus axiomas favoritos es que las parejas deben acostumbrarse a decir 'por favor, gracias y lo siento', y que nunca deben irse a la cama enojados.