Según expertos, varios factores complicaron su labor, como el hecho de que se trata de una estructura de más de 850 años de antigüedad, construida con madera y con un diseño de grandes espacios abiertos, sin sofisticados sistemas antiincendios. Dijeron que eso llevó al rápido avance de las llamas el lunes, lo que puso en peligro a toda la catedral antes de que los bomberos pudieran controlar el fuego.
“En muchos casos, cuando se trata de este tipo de circunstancias, no hay mucho que se pueda hacer”, opinó Glenn Corbett, profesor de ciencias de la combustión en la universidad John Jay College de Nueva York.
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Los chorros de agua parecían totalmente rebasados frente a las llamaradas y las nubes incandescentes que emanaban de la iglesia. Las llamas derribaron la aguja de la catedral de 91 metros (300 pies) de altura y lanzaron escombros al aire, algunos del tamaño de una pelota de béisbol.
A pesar de la enorme devastación, las autoridades informaron que la estructura básica de la catedral -incluyendo sus dos campanarios característicos- se salvaron.
Las mismas características que convirtieron a Notre Dame en una atracción turística tan popular -su edad, su enorme tamaño y su mampostería de madera antigua- fueron las que la hacían susceptible al fuego, afirmó el administrador antiincendios de Estados Unidos G. Keith Bryant.
En ese tipo de edificios es casi imposible para los bomberos atacar las llamas desde dentro. Al contrario, deben asumir una posición defensiva “y tratar de controlar las llamas desde el exterior”, dijo Bryant, excapitán de bomberos en Oklahoma y expresidente de la Asociación Internacional de Jefes de Bomberos.
“Cuando un incendio avanza tanto se hace demasiado difícil arrojarle agua y enfriarlo para colocarlo bajo control”, añadió Bryant.
Y si bien hay cuantiosa agua justo al lado en el río Sena, el problema es hacerla llegar al lugar preciso.
'Simplemente no hay suficientes recursos, no hay suficientes equipos o mangueras para lanzar agua sobre un incendio de semejante magnitud, dijo Bryant.
Debido a que la catedral está en una zona de callejuelas angostas, los camiones de bomberos tradicionales no pueden pasar.
Y en cuanto a la sugerencia del presidente estadounidense Donald Trump de usar aviones que arrojaran agua sobre la catedral, los bomberos franceses respondieron que eso más bien empeoraría las cosas.
El impacto del agua sobre una estructura debilitada por el fuego habría provocado un colapso total del edificio, dijeron las autoridades francesas en un tuit.
Otros edificios históricos han tomado medidas recientes para reducir el riesgo de un incendio.
Por ejemplo, la Catedral de San Patricio en Nueva York, construido en 1878, instaló sistema similar a un aspersor durante labores recientes de reconstrucción, y cubrió su techo de madera con una sustancia retardante del fuego. Aparte de eso, la catedral es sometida a inspecciones antiincendios cuatro veces al año.
La Catedral Nacional de Washington, construida en 1912 con acero, ladrillos y piedra caliza, cuenta ahora con rociadores antiincendios, luego de un trabajo de reparación a raíz de los daños sufridos por el sismo de 2011.