Cataluña, España
El nuevo gobierno catalán dirigido por el independentista Quim Torra tomó posesión el sábado, un acto que pone fin a la intervención de la autonomía decretada por Madrid, e invitó al recién investido presidente del gobierno español Pedro Sánchez a asumir 'riesgos'.
'Presidente Pedro Sánchez, hablemos, tratemos esta cuestión, tomemos riesgos, ustedes y nosotros', dijo Torra, durante la ceremonia, dirigiéndose al nuevo jefe de gobierno español, quien poco antes había asumido su cargo en Madrid.
El socialista Sánchez se convirtió en presidente del gobierno después de que el conservador Mariano Rajoy, cuyo Partido Popular fue condenado por la justicia en un escándalo de corrupción, fuera derrumbado el viernes en una histórica moción de censura.
'Tenemos que sentarnos en la misma mesa y negociar de gobierno a gobierno', abundó Torra. 'Esta situación que vivimos ya no puede alargarse ni un día más'.
Sánchez, un licenciado en economía de 46 años, había prometido 'restablecer puentes' y 'normalizar las relaciones' con el nuevo gobierno de Cataluña, una región de 7.5 millones de habitantes y c on un 20% del PIB español.
Este llamado al diálogo de Torra tuvo lugar después de que sus 13 consejeros -ministros regionales-, siete hombres y seis mujeres, prestaran juramento en el Palacio de la Generalitat de Barcelona, sede del gobierno catalán.
Algunos de ellos lucían ropa amarilla, color que se ha vinculado a la causa independentista.
'¿Promete cumplir fielmente de conformidad con la ley las obligaciones del cargo que asume al servicio de Cataluña y con lealtad al presidente de la Generalitat de Cataluña?', preguntó Torra a cada uno de ellos. 'Sí, lo prometo', respondieron, entre fuertes aplausos.
Junto a ellos se podía ver una silla vacía con un lazo amarillo, en alusión a los políticos encarcelados por su papel en la fallida declaración de independencia de octubre pasado, o los que se marcharon al extranjero, como Carles Puigdemont.
Durante la ceremonia, allegados de estos políticos leyeron varias cartas, lo que hizo que más de un asistente al acto se emocionaron hasta las lágrimas.
Final del limbo político
La toma de posesión del nuevo ejecutivo catalán pone fin a casi siete meses sin gobierno, a raíz de la intervención de Madrid sobre la autonomía regional decretada el 27 de octubre, cuando el Parlamento catalán proclamó sin éxito la independencia.
Según la legislación derivada de esta imposición de control regional, Madrid tenía que levantar esta tutela tras la formación de un nuevo gobierno catalán.
Si bien Quim Torra había asumido el cargo el 17 de mayo, todavía no contaba con un ejecutivo por su intención de nombrar a exministros de su predecesor, Puigdemont, cesado por Madrid y a quien sigue considerando como el 'presidente legítimo'.
El 19 de mayo había anunciado un gobierno con cuatro consejeros perseguidos judicialmente por su participación en el intento de secesión, dos de ellos encarcelados y otros dos en Bélgica.
El gobierno español de Mariano Rajoy entendió entonces como una provocación la inclusión de estos ministros e impidió la publicación del decreto, un trámite indispensable para proceder a la toma de funciones.
Tras diez días de bloqueo, el martes Quim Torra optó por nombrar un nuevo ejecutivo sin dirigentes perseguidos por la justicia aunque, denunciando 'una decisión arbitraria' y 'sin amparo legal' de Rajoy, el viernes presentó una querella contra él por prevaricación.
El nuevo gobierno catalán dirigido por el independentista Quim Torra tomó posesión el sábado, un acto que pone fin a la intervención de la autonomía decretada por Madrid, e invitó al recién investido presidente del gobierno español Pedro Sánchez a asumir 'riesgos'.
'Presidente Pedro Sánchez, hablemos, tratemos esta cuestión, tomemos riesgos, ustedes y nosotros', dijo Torra, durante la ceremonia, dirigiéndose al nuevo jefe de gobierno español, quien poco antes había asumido su cargo en Madrid.
El socialista Sánchez se convirtió en presidente del gobierno después de que el conservador Mariano Rajoy, cuyo Partido Popular fue condenado por la justicia en un escándalo de corrupción, fuera derrumbado el viernes en una histórica moción de censura.
'Tenemos que sentarnos en la misma mesa y negociar de gobierno a gobierno', abundó Torra. 'Esta situación que vivimos ya no puede alargarse ni un día más'.
Sánchez, un licenciado en economía de 46 años, había prometido 'restablecer puentes' y 'normalizar las relaciones' con el nuevo gobierno de Cataluña, una región de 7.5 millones de habitantes y c on un 20% del PIB español.
Este llamado al diálogo de Torra tuvo lugar después de que sus 13 consejeros -ministros regionales-, siete hombres y seis mujeres, prestaran juramento en el Palacio de la Generalitat de Barcelona, sede del gobierno catalán.
Algunos de ellos lucían ropa amarilla, color que se ha vinculado a la causa independentista.
'¿Promete cumplir fielmente de conformidad con la ley las obligaciones del cargo que asume al servicio de Cataluña y con lealtad al presidente de la Generalitat de Cataluña?', preguntó Torra a cada uno de ellos. 'Sí, lo prometo', respondieron, entre fuertes aplausos.
Junto a ellos se podía ver una silla vacía con un lazo amarillo, en alusión a los políticos encarcelados por su papel en la fallida declaración de independencia de octubre pasado, o los que se marcharon al extranjero, como Carles Puigdemont.
Durante la ceremonia, allegados de estos políticos leyeron varias cartas, lo que hizo que más de un asistente al acto se emocionaron hasta las lágrimas.
Final del limbo político
La toma de posesión del nuevo ejecutivo catalán pone fin a casi siete meses sin gobierno, a raíz de la intervención de Madrid sobre la autonomía regional decretada el 27 de octubre, cuando el Parlamento catalán proclamó sin éxito la independencia.
Según la legislación derivada de esta imposición de control regional, Madrid tenía que levantar esta tutela tras la formación de un nuevo gobierno catalán.
Si bien Quim Torra había asumido el cargo el 17 de mayo, todavía no contaba con un ejecutivo por su intención de nombrar a exministros de su predecesor, Puigdemont, cesado por Madrid y a quien sigue considerando como el 'presidente legítimo'.
El 19 de mayo había anunciado un gobierno con cuatro consejeros perseguidos judicialmente por su participación en el intento de secesión, dos de ellos encarcelados y otros dos en Bélgica.
El gobierno español de Mariano Rajoy entendió entonces como una provocación la inclusión de estos ministros e impidió la publicación del decreto, un trámite indispensable para proceder a la toma de funciones.
Tras diez días de bloqueo, el martes Quim Torra optó por nombrar un nuevo ejecutivo sin dirigentes perseguidos por la justicia aunque, denunciando 'una decisión arbitraria' y 'sin amparo legal' de Rajoy, el viernes presentó una querella contra él por prevaricación.