KIEV, UCRANIA.- La situación en el puerto estratégico de Mariúpol es “inhumana”, declaró el sábado por la noche el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, mientras Rusia asegura controlar casi toda la ciudad y urgió a los últimos resistentes a rendirse.
“La situación en Mariúpol es tan grave como puede serlo. Simplemente inhumana”, dijo Zelenski en un video, acusando a Rusia de “destruir deliberadamente a cualquiera que esté” en esta ciudad en el mar de Azov, en el sureste del país.
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El presidente señaló que solo había “dos opciones”: el suministro desde los países occidentales de “todas las armas necesarias” para romper el largo asedio de Mariúpol o “la vía de la negociación” en la que “el rol de los aliados debe ser igualmente decisivo”.
Sus declaraciones coincidieron con un comunicado del ministerio de Defensa ruso pidiendo a los últimos soldados ucranianos atrincherados en un enorme complejo metalúrgico de Mariúpol a abandonar la lucha el domingo a las 06H00 en Moscú (03H00 GMT) y dejar el lugar antes de las 13H00 (10H00 GMT)
“Todos aquellos que hayan abandonado las armas tendrán la garantía de salvar la vida (...) Es su única oportunidad”, indicó en Telegram el ministerio, asegurando que este complejo es el último foco de resistencia en la ciudad.
Antes de este mensaje, Zelenski había advertido que una “la eliminación” de los militares atrincherados en Mariúpol “pondría fin a cualquier negociación de paz” en este conflicto que ya ha provocado cinco millones de exiliados y siete de desplazados.
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Hambre en Mariúpol
Esta ciudad, con 440,000 habitantes antes de la guerra, es un objetivo clave para Moscú y el último obstáculo para garantizar su control en la franja marítima que va desde los territorios separatistas prorrusos del Donbás hasta la península de Crimea.
Después de más de 40 días de asedio y bajo bombardeos constantes, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU calcula que más de 100.000 civiles están al borde de la hambruna en Mariúpol, donde tampoco hay agua ni calefacción.
“No hay ni alimentos, ni agua, ni medicinas”, dijo Zelenski en una entrevista. En cuestión de muertos, “Mariúpol puede ser diez veces Borodianka”, una pequeña ciudad cercana a Kiev destruida completamente arrasada por la invasión rusa, dijo.
Aunque ha reorientado su campaña militar al este y al sur, Rusia ha vuelto a bombardear en los últimos días la capital tras el hundimiento de su buque insignia en el mar Muerto, el crucero Moskva, que Ucrania asegura haber alcanzado con misiles antibuques Neptune.
Moscú niega esta versión y atribuye el hundimiento a un incendio causado por una explosión de las municiones a bordo, pero el viernes bombardeó una fábrica en las afueras de Kiev donde precisamente se producían los misiles Neptune.
Y el sábado atacó un complejo industrial de producción de tanques también en la periferia, causando la muerte de una persona y la hospitalización de varias, indicó el alcalde de la capital, Vitali Klichkó.
“Armas aire-tierra de largo alcance y alta precisión destruyeron edificios de una planta de producción de armamento en Kiev”, confirmó el ministerio de Defensa ruso.
Los ataques rusos contra Kiev han sido escasos desde finales de marzo, cuando las tropas rusas se retiraron de la región capitalina, pero el hundimiento del Moskva parece haber despertado la ira de Moscú.
Ante esta situación, Klichkó pidió a los habitantes desplazados no regresar todavía a la ciudad y permanecer en un “lugar seguro”.
Sin embargo, en el primer día de tiempo realmente primaveral, muchos aprovecharon para pasear y tomar algo en las terrazas.
“Es la primera vez que venimos al centro, queríamos ver si los transportes funcionaban y ver gente. Mirar a las personas me hace mucho bien”, dijo Nataliya Makrieva, veterinaria de 43 años.
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Petición de armamento
En el este, donde se prevé la próxima gran batalla de esta guerra, las fuerzas rusas atacaron una refinería de petróleo a cuatro kilómetros de Lisichansk y mantuvieron sus bombardeos en ciudades como Járkov, la segunda urbe del país.
Y en el sur, en la región de Odesa, Rusia aseguró haber derribado “en pleno vuelo un avión de transporte militar ucraniano que entregaba un gran lote de armas suministrado a Ucrania por los países occidentales”, dijo el ministerio de Defensa.
Aunque no se han implicado directamente en el conflicto, los miembros de la OTAN han suministrado un amplio apoyo armamentístico a Ucrania que ha ido en aumento a medida que avanza la guerra.
Rusia advirtió en una nota diplomática a Estados Unidos contra el envío de armas “más sensibles” a Ucrania, que ponían “combustible en el fuego” y podrían provocar “consecuencias imprevisibles”, según indicó el diario The Washington Post.
Aun así, Zelenski multiplica sus peticiones de envíos militares, a la vez que insiste en el posible uso de armas nucleares por parte de Rusia. Necesitamos “medicamentos [contra la radiación], refugios antiaéreos”, dijo a medios ucranianos.
En el ámbito diplomático, Moscú también anunció que prohibirá la entrada a su territorio del primer ministro británico Boris Johnson y de varios otros altos cargos de su gobierno, como respuesta a las sanciones impuestas contra Rusia.