Trump elogió el operativo como una importante medida de fuerza que deportaría a “millones” de personas que se encuentran sin autorización en Estados Unidos en momentos en que aumenta la cifra de familias centroamericanas que llegan a la frontera sur.
Las redadas se anunciaron hace semanas, pero fueron postergadas. Luego Trump anunció que comenzarían, de cara a versiones de prensa al respecto.
Los arrestos se realizaron en 10 ciudades del país.
De los arrestados, 18 eran miembros de familias y 17 fueron detenciones circunstanciales realizadas por agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés). Ninguna de las detenciones llevó a separaciones familiares, dijeron las fuentes.
El director interino del ICE Matt Albence afirmó que el operativo sigue en curso.
Otro operativo, contra inmigrantes con prontuario policial, arrojó 899 arrestos.
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Los demócratas fustigaron el operativo como un intento de generar miedo y deportar a familias, en tanto los republicanos lo defendieron como muestra de que entrar al país ilegalmente tiene sus consecuencias.
Oficiales de carrera del ICE dijeron que la iniciativa es un operativo de rutina y que por lo general ese tipo de redadas capturan a entre 10 y 20% de las personas señaladas.
El operativo buscaba a familias que habían recibido órdenes de deportación en 10 ciudades del país, y que habían sido designadas para deportaciones expeditas.
Albence admitió que el número de detenidos fue menor al de operativos anteriores. Afirmó que el aviso de Trump no estropeó los planes, porque el tema ya había sido publicado en la prensa desde semanas atrás.
Sin embargo, la publicidad en torno al operativo le causó problemas, ya que ese tipo de iniciativas dependen del factor sorpresa. Albence reveló que la publicidad dejó vulnerables a algunos agentes por lo que fue necesario apartarlos de la operación.
Operativos anteriores tuvieron mayor éxito porque “se hicieron sin tanta atención ni cobertura de la prensa”, dijo Albence. 'Eso, desde el punto de vista operativo, es una ventaja”.
Otro factor fue el clima: El operativo fue suspendido en Nueva Orleans debido al huracán allí.
Los activistas defensores de los inmigrantes esta vez sabían cuándo los agentes iban a llegar y pudieron alertar a la comunidad, entre la cual habían diseminado materiales para informar a los migrantes sobre sus derechos.
Ante el menor indicio de actividades del ICE los activistas salían a investigar, algo que ocurrió en Houston, Nueva York, Chicago y otras ciudades. Para alertar a la comunidad usaron llamadas telefónicas, mensajes de texto, talleres y un app para smartphones.
En Chicago, hasta funcionarios municipales participaron en el esfuerzo.
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Dos concejales crearon “bicipatrullas” en que activistas iban en bicicleta por vecindarios de densa población de inmigrantes y cuando se enteraban de alguna acción del ICE, avisaban a la comunidad.
“Vimos que la gente estaba temerosa, que estaba entrando en pánico”, dijo el concejal Andre Vasquez.
“Queremos vivir en un ambiente donde la gente nunca tiene que sentir miedo al ICE”, añadió.