New York, Estados Unidos
Ivanka Trump, la hija del presidente estadounidense, obtuvo durante el mes de mayo la autorización para registrar varias marcas a su nombre en China, pocos días antes de que su padre levantara las restricciones contra una compañía de ese país, según documentos oficiales.
Las cinco marcas fueron registradas el 7 de mayo, es decir una semana antes de que Donald Trump enviara un mensaje conciliador al gigante de las telecomunicaciones ZTE, golpeado por las sanciones estadounidenses.
La empresa estaba en el centro de las negociaciones entre Pekín y Washington para evitar una guerra comercial.
La asociación estadounidense anticorrupción Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington (Crew) hizo públicos unos documentos chinos que oficializaban la atribución de las marcas. Según ella, estas autorizaciones 'plantean posibles preguntas éticas'.
Una sexta marca se había beneficiado de un reconocimiento preliminar el 6 de mayo, siempre según Crew.
Las demandas fueron depositadas en marzo de 2017.
Otorgan a la empresa de Ivanka Trump el derecho exclusivo de poner su nombre en sus productos, desde alfombras de baño hasta ropa, pasando por mantas para bebé, precisa la fuente.
Ivanka Trump es consejera de su padre. Pero sigue beneficiándose de las ventas de los productos de su empresa, una parte nada despreciable de los cuales es fabricada por empresas chinas.
La compañía de la hija de Trump poseía ya más de una decena de marcas en China. Y hay otras solicitudes en curso, afirma Crew.
La administración Trump impuso a mediados de abril a las empresas estadounidenses la prohibición de vender componentes a ZTE, que emplea a unas 80.000 personas.
La decisión era oficialmente una medida de retorsión, después de que Washington acusara a la empresa de haber violado los embargos comerciales a Irán y Corea del Norte. ZTE tuvo que cesar lo esencial de sus actividades y su supervivencia estaba amenazada.
Pero ante le sorpresa general, el 13 de mayo Trump anunció en Twitter que trabajaba con el presidente chino Xi Jinping para permitir que el fabricante de teléfonos móviles retomara sus actividades.
El presidente de Estados Unidos denuncia incansablemente unas prácticas comerciales chinas que considera 'desleales'. Este año aumentó su presión sobre Pekín, amenazándole con imponer aranceles a hasta 150.000 millones de dólares de productos importados de China.
Su cambio repentino de postura en relación con ZTE fue recibido con perplejidad en Washington.
Y cuando Donald Trump dijo finalmente el viernes que había alcanzado un acuerdo para resolver el contencioso con ZTE, provocó la ira de numerosos miembros del Congreso, demócratas e incluso republicanos.
Ivanka Trump, la hija del presidente estadounidense, obtuvo durante el mes de mayo la autorización para registrar varias marcas a su nombre en China, pocos días antes de que su padre levantara las restricciones contra una compañía de ese país, según documentos oficiales.
Las cinco marcas fueron registradas el 7 de mayo, es decir una semana antes de que Donald Trump enviara un mensaje conciliador al gigante de las telecomunicaciones ZTE, golpeado por las sanciones estadounidenses.
La empresa estaba en el centro de las negociaciones entre Pekín y Washington para evitar una guerra comercial.
La asociación estadounidense anticorrupción Ciudadanos por la Responsabilidad y la Ética en Washington (Crew) hizo públicos unos documentos chinos que oficializaban la atribución de las marcas. Según ella, estas autorizaciones 'plantean posibles preguntas éticas'.
Una sexta marca se había beneficiado de un reconocimiento preliminar el 6 de mayo, siempre según Crew.
Las demandas fueron depositadas en marzo de 2017.
Otorgan a la empresa de Ivanka Trump el derecho exclusivo de poner su nombre en sus productos, desde alfombras de baño hasta ropa, pasando por mantas para bebé, precisa la fuente.
Ivanka Trump es consejera de su padre. Pero sigue beneficiándose de las ventas de los productos de su empresa, una parte nada despreciable de los cuales es fabricada por empresas chinas.
La compañía de la hija de Trump poseía ya más de una decena de marcas en China. Y hay otras solicitudes en curso, afirma Crew.
La administración Trump impuso a mediados de abril a las empresas estadounidenses la prohibición de vender componentes a ZTE, que emplea a unas 80.000 personas.
La decisión era oficialmente una medida de retorsión, después de que Washington acusara a la empresa de haber violado los embargos comerciales a Irán y Corea del Norte. ZTE tuvo que cesar lo esencial de sus actividades y su supervivencia estaba amenazada.
Pero ante le sorpresa general, el 13 de mayo Trump anunció en Twitter que trabajaba con el presidente chino Xi Jinping para permitir que el fabricante de teléfonos móviles retomara sus actividades.
El presidente de Estados Unidos denuncia incansablemente unas prácticas comerciales chinas que considera 'desleales'. Este año aumentó su presión sobre Pekín, amenazándole con imponer aranceles a hasta 150.000 millones de dólares de productos importados de China.
Su cambio repentino de postura en relación con ZTE fue recibido con perplejidad en Washington.
Y cuando Donald Trump dijo finalmente el viernes que había alcanzado un acuerdo para resolver el contencioso con ZTE, provocó la ira de numerosos miembros del Congreso, demócratas e incluso republicanos.