Hace apenas dos días la Asociación Bancaria Salvadoreña (ABANSA), la organización que aglutina al sector financiero, giró una invitación a la presidenta de la Comisión de asuntos Financieros, Dania Abigail González Rauda, para fijar una reunión de trabajo y la respuesta no pudo ser peor.
Efectivamente, ABANSA remitió una nota el 19 de agosto a González Rauda en la que le explican que “la Junta Directiva de Abansa, integrada por 11 bancos privados del país, la invita a usted y a tres diputados más de la Comisión que usted considere a un desayuno o almuerzo” con el “objeto de establecer relaciones cordiales y conversar sobre temas de interés para el sistema financiero y el país”.
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Y la nota agrega que el desarrollo económico y el bienestar de la población requieren del compromiso de todos los sectores, por lo que consideramos de gran relevancia el diálogo con ustedes, a efecto de impulsar una mayor inclusión financiera en El Salvador.
Sin embargo, la invitación del sistema financiero obtuvo una mordaz respuesta de la parlamentaria en las redes sociales, lo que eleva aún más el nivel de confrontación.
“Quiero que quede sumamente claro, la Asamblea Legislativa de El Salvador dejó de ser corporativa, ahora es ciudadana”, dice un mensaje redactado por la presidenta de la Comisión, Dania Abigail González.
“No tengo porqué ir a desayunar con los bancos, soy responsable de la justicia financiera de este país y me comprometido a ser una legisladora transparente”, subraya.
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Y remata: Abansa, las convocatorias las hago yo, frente a cámaras y frente a mi jefe (el pueblo salvadoreño), ustedes ya están en la agenda de la Comisión Financiera y no para hacer leyes a su medida, esperen la invitación”.
El gobierno del presidente Bukele está en el ojo del huracán al mostrar actitudes antidemocráticas primero al destituir desde la Asamblea a la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y también al fiscal general. Todos fueron sustituidos por partidarios del gobernante.
Esa decisión causó revuelo en la comunidad internacional y Estados Unidos ha logrado castigar a algunos colaboradores cercanos al presidente.