Donald Trump y Hillary Clinton se lamían las heridas este miércoles tras perder en Wisconsin, y apuntaban su arsenal hacia el amigable Nueva York, que vota en dos semanas, para revigorizar sus respectivas campañas hacia la nominación presidencial en Estados Unidos.
Las derrotas en la única contienda del martes de los favoritos en las primarias de los partidos Republicano y Demócrata dieron a sus respectivos rivales, Ted Cruz y Bernie Sanders, un impulso de moral y de delegados.
Para Trump, especialmente, significa un duro freno en su ascenso a la nominación republicana y aumenta la probabilidad de una convención partidista abierta, con resultados impredecibles.
'Fue un punto de inflexión, creo, en toda la elección', dijo Cruz a periodistas el miércoles en Nueva York.
La campaña de Trump achacó la derrota a un movimiento antiTrump que 'ha gastado millones de dólares en propaganda falsa' para detenerlo.
'Ted Cruz es peor que un títere, es un caballo de Troya usado por los jefes del partido en un intento de robarle la nominación al señor Trump', señaló en un comunicado la campaña del empresario de 69 años.
A pesar de la derrota, Trump continúa a la cabeza de la carrera republicana con 746 delegados frente a 510 para Cruz y 145 para el gobernador de Ohio, John Kasich, según CNN.
'Oportunidad de pelear'
Trump necesita obtener 1.237 delegados antes de la convención republicana de Cleveland (Ohio, norte), del 18 al 21 de julio, para asegurar la nominación en la primera ronda, o de lo contrario prepararse para un combate.
Mientras, la élite del partido republicano y las fuerzas antiTrump hacen todo para que Cruz, campeón del movimiento ultraconservador Tea Party y la derecha religiosa, pueda negar al empresario neoyorquino ese 'número mágico'.
El suspenso deberá durar hasta las últimas primarias del 7 de junio, especialmente la enorme California.
Al ganar en Wisconsin, 'Cruz incrementó sus chances de prevenir la nominación de Trump en la primera votación', dijo a la AFP John Pitney, politólogo del Claremont McKenna College.
'Le da a las fuerzas antiTrump una oportunidad de pelear', añadió.
Si otras rondas son necesarias, un gran número de delegados quedaría libre para votar según sus preferencias en lugar de respetar los resultados de las primarias: cualquier cosa puede pasar.
La próxima parada importante de la carrera es Nueva York, que vota el 19 de abril. Luego le sigue un 'supermartes' el 26 de abril con Pensilvania (este) y otros cuatro estados. Trump es hasta ahora el gran favorito en esas consultas.
Cruz tuvo un recibimiento mixto el miércoles en el empobrecido barrio neoyorquino del Bronx, un extraño lugar para el senador que ha denostado de los 'valores de Nueva York', a los que asocia con Trump.
Clinton vs Sanders
En el lado demócrata, Sanders celebraba su sexta victoria sobre Clinton en las últimas siete primarias, declarando el martes que el 'momentum' estaba de su lado.
Pero a pesar del revés, la exsecretaria de Estado mantuvo su sustantiva ventaja intacta: 1.780 delegados contra 1.099 para Sanders. Se requieren 2.383 delegados para ganar la nominación demócrata.
Como en el bando republicano, los ojos están puestos en Nueva York, donde Clinton mantiene una ventaja de 10 puntos sobre Sanders.
Hillary Clinton fue senadora por Nueva York entre 2001 y 2009, y la sede de su campaña está en Brooklyn, de donde es oriundo Sanders
'Creo que conozco el estado mejor. Tengo mucha experiencia reciente', dijo Clinton el miércoles a CNN.
En Pensilvania, Clinton aventaja al senador por casi 20 puntos.
Pero la exsecretaria de Estado no baja la guardia y atacó a Sanders por una entrevista que el senador otorgó a la junta editorial del diario The New York Daily News en la que prometió desarticular los grandes bancos como el JPMorgan Chase, pero tuvo problemas para explicar cómo lo haría o qué consecuencias tendría.
'Creo que no ha hecho su tarea y él había hablado por más de un año de hacer cosas que obviamente no había estudiado o comprendido y eso plantea muchas preguntas', dijo Clinton.
Impulsado por sus últimas seis victorias, Sanders tiene una entusiasta feligresía entre los votantes jóvenes y en estados de mayoría blanca afectados por la pérdida de empleos industriales y la crisis financiera de 2008.
Pero queda por ver si su mensaje contra Wall Street y las corporaciones cala en Nueva York, un estado más diverso y con una economía anclada en el sector financiero.