Por Amelia Nierenberg/ The New York Times
La Cámara Global de Semillas de Svalbard, en el norte de Noruega, está diseñada para ser el último recurso de la humanidad. Imagínelo como el cobertizo de jardín en caso de apocalipsis: una cápsula genética segura, mantenida a salvo en caso de que alguna catástrofe —quizás un desastre climático— amenace los cultivos del planeta.
La cámara tenía alrededor de 1.3 millones de muestras de semillas de unas 7 mil especies. El mes pasado recibió alrededor de 30 mil nuevas.
El número en sí es notable: es uno de los mayores agregados en masa desde que abrió la cámara, en el 2008. (A menudo hay tres depósitos al año). Pero quizás lo más significativo sea la cantidad de bancos de germoplasma —que almacenan reservas de semillas en lugares alrededor del mundo— que participaron en la donación más reciente, dijo Asmund Asdal, quien coordina la cámara noruega para su patrón, NordGen, un centro de investigación genética. “Es más importante ahora que muchos nuevos bancos de germoplasma en partes del mundo en desarrollo están depositando material genético valioso y único”, escribió vía correo electrónico.
Svalbard está destinado a ser una cámara, un lugar de almacenamiento mayoritariamente sellado para su uso en caso de emergencia. La mayor parte de la labor de guardar, estudiar e compartir semillas se realiza en los bancos de germoplasma.
En los últimos años, los organizadores de la cámara han ampliado su alcance: ven su labor como una carrera contra el tiempo, dijo Asdal, particularmente para llegar a países en desarrollo o comunidades rurales, para proteger contra la posibilidad de que los bancos de germoplasma puedan ser destruidos por calamidades. como condiciones climáticas severas o conflicto humano.
La campaña de reclutamiento refleja “el creciente estrés, la urgencia, la necesidad de actuar en tiempos de cambio climático”, dijo Stefan Schmitz, de Crop Trust, que opera la cámara de Svalbard con el Gobierno noruego y NordGen. En esta ocasión, 23 bancos de germoplasma donaron, uno de los grupos más grandes en hacerlo desde el 2020. Hay más de mil 750 bancos de germoplasma en el mundo, dijo Crop Trust.
Entre las amenazas a la humanidad, la crisis climática ocupa un lugar preponderante. Muchas de las nuevas semillas de la cámara provienen de zonas que sufren inundaciones u olas de calor. Las amenazas más inmediatas provienen del conflicto. Este año han llegado algunas semillas de los territorios palestinos ocupados por Israel.
Schmitz dijo que el futuro de la agricultura resiliente al clima podría depender de semillas que han sido pasadas por alto durante décadas. Los mil 145 depósitos del Chad, por ejemplo, se han adaptado para soportar un clima castigador. Podrían ser útiles para los investigadores que intentan cultivar cosechas resistentes al calor y a las precipitaciones irregulares. “La humanidad olvidó un poco la riqueza de lo que tenemos”, dijo.
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