Por Joe Renninson / The New York Times
A medida que las encuestas y los mercados de predicción mostraban mayor probabilidad de que Donald J. Trump regresara a la Casa Blanca, el valor del dólar estadounidense comenzó a subir. El día después de las elecciones, el dólar subió más que en años. Y continuó subiendo en los siguientes días.
Esta fuerza es un cambio radical tras tres meses de debilitamiento sostenido, en los que el dólar alcanzó su punto más bajo del año a fines de septiembre. Los movimientos bruscos en el valor del dólar pueden tener un efecto desestabilizador en la economía global, porque la moneda estadounidense participa en casi el 90 por ciento de todas las transacciones de divisas. Las materias básicas esenciales, como el petróleo, suelen cotizarse en dólares.
Un dólar más fuerte hace que a los estadounidenses les resulte más barato comprar productos extranjeros y viajar al extranjero, pero las empresas estadounidenses que exportan productos pueden volverse menos competitivas. Fuera de Estados Unidos, un dólar fortalecido alimenta la inflación en países con monedas más débiles y dificulta el pago de deudas denominadas en dólares.
Trump a menudo ha dicho que, por el bien de las exportaciones estadounidenses, preferiría que el dólar se debilitara. Pero la mayoría de los economistas anticipa que sus planes de imponer aranceles a las importaciones y reducir impuestos, entre otras acciones, hagan lo contrario.
El efecto inmediato de los aranceles generalmente es encarecer las cosas para las empresas y los consumidores, reduciendo la demanda por importaciones cotizadas en monedas extranjeras.
El aumento en los precios puede llevar a la Reserva Federal de EU a elevar las tasas de interés. Y las tasas de interés más altas atraen a inversionistas que buscan mayores rendimientos, aumentando aún más la demanda de dólares.
En enero, los republicanos controlarán el Senado, la Cámara de Representantes y la Casa Blanca. Los analistas de JPMorgan habían predicho que un resultado así haría que el índice del dólar ganara otro 7 por ciento en cuestión de meses. Los analistas de Barclays pronostican que el dólar llegará a valer tanto como el euro por primera vez en dos años si Trump aplica un arancel del 60 por ciento a las importaciones chinas y un gravamen del 10 por ciento a todas las demás importaciones.
Sin embargo, los analistas de Société Générale, uno de los principales bancos de Francia, escribieron en un reporte de investigación reciente que no creen que el dólar pueda subir mucho más, prediciendo que alcanzará su punto máximo a fines del 2024.
Un obstáculo potencial para un mayor fortalecimiento del dólar: otros países pueden tomar medidas para resistirlo. Cuando Trump impuso aranceles por primera vez, China tomó represalias con sus propios aranceles. Más recientemente, China y Japón entraron a los mercados para respaldar sus monedas, y se anticipa que lo hagan nuevamente si el renminbi y el yen se debilitan aún más.
Además, el Gobierno de EU depende de los inversionistas extranjeros para mantener su enorme carga de deuda —Japón y China poseen en conjunto aproximadamente 2 millones de dólares en deuda del Tesoro de EU— y si se muestran reacios a prestar, podría reducir la demanda de activos estadounidenses, debilitando el dólar.
Las guerras en Medio Oriente y Ucrania, con efectos en el suministro de energía y las rutas comerciales, también tienen implicaciones para el dólar, al igual que sucesos potencialmente imprevistos en los mercados estadounidenses a medida que una nueva Administración envalentonada toma el mando.
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