Por Jon Caramanica / The New York Times
En abril, un fragmento de “Million Dollar Baby”, un empalagoso tema pop-funk de Tommy Richman, surgió en clips de TikTok y, en cuestión de poco tiempo, el audio era ineludible. Apareció en más de 9 millones de videos en la app. Luego comenzó a sonar en la radio, lo que lo llevó a debutar en segundo lugar de la lista U.S. Billboard Hot 100 y permanecer durante meses en el Top 10.
La fama asegurada, ¿cierto? No exactamente. Si bien “Million Dollar Baby” es uno de los sencillos destacados del 2024, Richman sigue siendo en gran medida un misterio. No ha concedido muchas entrevistas y su álbum debut, “Coyote”, llegó discretamente en septiembre.
Esto no significa que se considere a Richman una llamarada de petate. En todo caso, la senda actual para artistas revelación, especialmente vía TikTok, es más traicionera. Los éxitos virales se sienten como éxitos sin estrellas.
En el 2024, hubo un flujo aparentemente interminable de éxitos sin estrellas.
Además de “Million Dollar Baby” (número 2 en el Hot 100, 969 millones de reproducciones en Spotify), se contó “Lose Control”, de Teddy Swims (número 1, 1.34 mil millones de reproducciones); “Beautiful Things”, de Benson Boone (número 2, 1.62 mil millones de reproducciones); “I Like the Way You Kiss Me”, de Artemas (número 12, 1.07 mil millones de reproducciones); e incluso el híbrido country-rap “A Bar Song (Tipsy)”, de Shaboozey, que fue la canción número 1 en EU durante un récord de 19 semanas (948 millones de reproducciones).
Estas canciones son omnipresentes en la radio, las listas de reproducción de streaming y las redes sociales, pero ¿acaso son estas las superestrellas del pop de hoy?
En el mundo de las redes sociales, los éxitos surgen de TikTok y otras plataformas en gran medida desconectados de cualquier cosa que destaque al creador de la música.
La canción —y mucho más a menudo, un fragmento de la misma— es un estímulo. Es probable que esté vinculada a un material en el que la estrella es uno mismo, o alguien desconocido, en lugar de la persona que hizo la música.
Para artistas jóvenes que inician sus trayectorias, esto podría ser un toma y daca que valga la pena, un impulso de atención que posiblemente podría convertirse en un éxito más sostenido. Pero la relativa falta de fricción de las redes sociales permite la rápida difusión y absorción de una canción. Y la rotación constante significa que cualquier adherencia es inestable en el mejor de los casos.
En efecto, algunos astros jóvenes han incorporado el enigma a su imagen, especialmente aquellos que llamaron la atención durante la pandemia, cuando las oportunidades de promoción eran limitadas.
Sin embargo, ¿qué pasa con aquellos que ya han desarrollado una amplia base de seguidores?
A medida que las estrellas del pop envejecen, se convierten en artistas de álbumes. Un álbum raya en un proyecto de vanidad —es un privilegio de los astros del pop tener el tiempo, los recursos y el instinto creativo para intentar un gran postulado, o al menos un postulado extenso que se venda a un precio elevado.
Tome como ejemplo “The Tortured Poets Department” de Taylor Swift —sin duda la estrella pop más importante hoy en día— que sigue en el Top 10 varios meses después de su lanzamiento. No obstante, la colaboración con Post Malone “Fortnight” fue el único éxito número 1 del álbum.
Por supuesto, al mismo tiempo, Swift encabezaba una gira mundial por estadios. Su álbum podrá no haber generado múltiples sencillos exitosos, pero ella se mantuvo tan ocupada como siempre y está en gran medida aislada de los destellos cotidianos del mercado.
El rápido ascenso de Sabrina Carpenter y Chappell Roan ha demostrado que el poder de los sencillos revelación puede ser realzado cuando el artista tiene un talento bien definido y sabe cómo presentarse públicamente en redes sociales.
Sin embargo, los artistas que ya han logrado destacar y buscan mantenerse vigentes están batallando mucho. Dua Lipa, que en su época fue la superestrella pop más viable de menos de 30 años, halló pocos puntos de apoyo con su álbum más nuevo.
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