Por Julia Moskin / The New York Times
KAMAS, Utah — Como muchas cocineras caseras exhaustas, Hannah Neeleman se dio cuenta de que había olvidado el paso final de su receta cuando estaba a punto de servirla. Era una tarde soleada de noviembre en Kamas, Utah, y ella estaba cocinando a fuego lento una olla de stroganoff, hecho con carne de res y yogur del ganado del granero de al lado.
“No agregué la mostaza ni la salsa inglesa”, dijo. Salió de la despensa con un frasco de vidrio en cada mano: versiones caseras de ambas cosas.
Es este tipo de acción autosuficiente que llena al público de Neeleman tanto de admiración como de irritación. Es una combinación que la ha hecho muy famosa, a ella —y a su Ballerina Farm— muy rápidamente.
El nombre, inspirado en sus años de adolescencia como bailarina, se refiere al rancho, lechería y espacio familiar de 133 hectáreas donde ella y su esposo, Daniel, viven con sus ocho hijos, de 1 a 12 años. Pero “Ballerina Farm” también es la personalidad enormemente popular de Hannah Neeleman en las redes sociales, con casi 22 millones de seguidores en TikTok, Instagram y YouTube.
“Me encanta ver lo que hace, pero a veces me vuelve loca que lo haga parecer tan fácil”, dijo Carly Weber, maestra y madre de dos hijos en Bloomington, Indiana.
Desde el 2021, Hannah Neeleman, de 34 años, ha estado publicando videos casi a diario mientras realiza sus labores como cocinera principal, panadera, pastora, jardinera, recolectora de huevos y empresaria. Parece tan tranquila con esta carga de trabajo que incluso los fans sospechan que ella oculta un ejército de empleados domésticos. (La familia cuenta con ayuda de una niñera a tiempo parcial y una maestra que instruye a los niños en casa tres días a la semana).
Hannah Neeleman también ha convertido a Ballerina Farm en una marca de alimentos y artículos para el hogar, un centro de bienestar y nutrición, un modelo para la pequeña agricultura. y un escaparate de su fe mormona.
En el proceso, ha atraído muchas etiquetas: agricultora, modelo a seguir, misionera y esposatrad, un término que se volvió viral durante la pandemia para describir a las mujeres que glorifican los roles tradicionales como esposas y madres.
Neeleman citó la tradición familiar, más que la fe o la ideología, como la fuerza que impulsaba sus decisiones de vida.
“Siempre supe que quería ser una madre que sustentara a su familia” como su propia madre, que crió a nueve hijos, dijo. “No sabía que tomaría este aspecto, pero estoy muy orgullosa de lo que hemos construido”.
El salto de Ballerina Farm a la fama mundial se produjo en agosto, cuando The Times of London publicó un artículo que retrataba a Neeleman como la víctima indefensa de un marido tiránico. Aunque Hannah Neeleman publicó un video disputando esta versión de su vida, la Internet estalló en críticas hacia ambos.
Ella no es alguien que rehúya la atención —ha competido en concursos de belleza en fecha tan reciente como el 2024, cuando compitió por la corona de Sra. Mundo dos semanas después de dar a luz. Pero es novedad para ella la clase de público que responde.
En línea, su vida es una edición cuidadosamente hecha. Ella hace donas y corta hierbas de su jardín en macetas. Mientras hace pasta, a veces lleva a un bebé en un rebozo o a un pequeño en su cadera.
Conoció a Daniel Neeleman, de 36 años, hijo del fundador de JetBlue, David Neeleman, durante su último año en la Escuela Juilliard, en Nueva York, donde estudió ballet, y cuando se graduó en el 2012, ya estaban casados y esperando su primer hijo.
El objetivo de Ballerina Farm, dijo ella, es brindar a sus seguidores la alegría que experimenta en la agricultura familiar.
“La comunidad nos ha dado todo esto”, dijo sobre la finca. “Retribuir parece ser lo mínimo que podemos hacer”.
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