¿Mickey o Mickey de Disney? Dos marcas diferentes, pero ambas familiares
Disney presentó una demanda por violación de su marca registrada ante el Ministerio de Industria y Comercio de Paraguay, que fue rechazada
- 19 de septiembre de 2024 a las 17:16
Por The New York Times/ Laurence Blair
Asunción, Paraguay — Uno es un coloso presente en parques de diversiones, productos y películas, con 225 mil empleados e ingresos anuales de casi 90 mil millones de dólares.
El otro es una empresa familiar de tercera generación con 280 trabajadores que envasa salsa picante, soya, grajeas multicolores, una hierba llamada cola de caballo y seis tipos de panettone en los supermercados paraguayos.
Sin embargo, Mickey es un nombre familiar que rivaliza con Disney en todo Paraguay, una nación sudamericana de 6.1 millones de habitantes que atrae a pocos turistas. Un visitante podría asumir que son socios. Los miembros del personal de Mickey visten uniformes rojos y su alegre lema es “¡La obligación de ser buenos!”.
Sobre todo, un ratón de caricatura —también llamado Mickey— tiene icónicas orejas circulares que adornan las puertas de la fábrica de la empresa, sus camiones y una mascota muy solicitada en las bodas.
Pero no los confunda, dijo Viviana Blasco, de 51 años. Está “el Mickey de Disney”, dijo Blasco, una de los cinco hermanos que dirigen el negocio, y “el Mickey paraguayo, nuestro Mickey”.
Aún así, si el Mickey paraguayo parece similar al de Disney, quizás no sea una coincidencia.
Los paraguayos son famosamente creativos en lo que respecta a la propiedad intelectual. Paraguay ocupa el puesto 86 entre 125 países en un índice compilado por Property Rights Alliance, un instituto de investigación con sede en Washington, con una puntuación de 1.7 sobre 10 en protección de derechos de autor.
Mickey, la empresa de la familia Blasco, ha sobrevivido a múltiples desafíos legales interpuestos por Disney.
La saga de Mickey comenzó, dijo Blasco, en 1935. Paraguay acababa de sufrir un mortal conflicto con Bolivia. Su abuelo, Pascual, vio la oportunidad de difundir algo de alegría —y obtener ganancias. Abrió una tienda de venta de frutas y gelato casero. Se llamaba Mickey.
Pascual, dijo Blasco, solía vacacionar en Buenos Aires, ciudad conocida por sus salas de cine que proyectan películas extranjeras. Mickey Mouse estaba haciendo su debut.
“Debió haber visto el famoso ratón en uno de sus viajes”, dijo Blasco.
Pronto, Pascual abrió la Heladería, Café y Confitería Mickey.
Blasco negó que su familia se hubiera apropiado de la propiedad de Disney. “No lo tomamos, construimos una marca durante muchos años”, dijo. “Mickey creció en paralelo a Walt Disney”.
En 1991, Disney presentó una demanda por violación de marca registrada ante el Ministerio de Industria y Comercio de Paraguay, que fue rechazada. En 1995, un tribunal de marcas falló a favor de Mickey. Disney apeló ante el máximo tribunal de Paraguay. Un juez coincidió en que los paraguayos podían confundir fácilmente al Mickey de Disney y al Mickey paraguayo.
Pero Disney no contaba con una “laguna legal”, dijo Elba Rosa Britez, de 72 años, abogada de la empresa más pequeña.
La marca Mickey había estado registrada en Paraguay al menos desde 1956 sin protestas por parte de la multinacional. En 1998, la Suprema Corte de Paraguay emitió su fallo final. A través de décadas de uso ininterrumpido, Mickey había adquirido el derecho a ser Mickey. La inmunidad legal de Mickey en Paraguay, reconoció Blasco, podría no extenderse a la venta de sus productos en el extranjero: “Nunca lo hemos intentado”.
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