Los participantes disfrutaron de una discoteca en la Salle des Cariatides, dancehall en sala con estatuas gigantes y yoga en un patio con estatuas de mármol
Milán pone restricciones nocturnas tras quejas por el ruido
Para controlar la situación, la ciudad ha aprobado una ordenanza que limita la venta de comida y bebidas para llevar después de medianoche y horario de bares
El barrio de Navigli se ha transformado de una zona de clase trabajadora a un destino de moda lleno de restaurantes y bares.
jue 30 de mayo de 2024 a las 20:2
Por Elisabetta Povoledo / The New York Times
MILÁN — Bares llenos de juerguistas inundando las calles. Bebidas para llevar en manos de turistas y estudiantes. Volúmenes ensordecedores en barrios residenciales pasada la medianoche.
Cuando las autoridades de Milán emprendieron hace años planes para promover la Ciudad como un destino animado, aprovechando su reputación como la capital italiana de la moda y el diseño, la sobrepoblación resultante tal vez no fue lo que pretendían.
Ahora, después de quejas y demandas, la Ciudad aprobó una ordenanza para limitar la venta de comida y bebidas para llevar después de las 00:00 horas en las zonas de “movida”, un término español utilizado para la vida nocturna al aire libre, hasta el 11 de noviembre.
Sentarse al aire libre en restaurantes y bares también finaliza a las 00:30 horas de lunes a viernes y una hora más tarde los fines de semana.
Algunos negocios están inconformes. Una asociación comercial se quejó de que los italianos no podrían dar un paseo nocturno con un helado en la mano. Marco Granelli, miembro del Ayuntamiento de Milán, dijo que esos temores eran exagerados. La ordenanza, dijo, tenía como objetivo abordar el “comportamiento que impacta” a los barrios residenciales. “Está claro que el helado, la pizza o los brioches no crean aglomeraciones”, afirmó.
Marco Barbieri, secretario general de la rama en Milán de la asociación de minoristas italianos Confcommercio, dijo que su grupo lucharía contra la ordenanza, que estimó afectaría al 30 por ciento de los 10 mil restaurantes y bares de la Ciudad. Las nuevas normas, dijo, castigarían a los minoristas por el comportamiento de sus clientes.
Pero los residentes tienen tiempo quejándose de la vida nocturna de Milán. “Es una pesadilla”, dijo Gabriella Valassina, del Comité Navigli, uno de varios grupos de ciudadanos formados para abordar las crecientes multitudes en los barrios históricos.
Citó la contaminación acústica y el éxodo de lugareños como algunas de sus quejas.
Es posible que la Ciudad se haya visto motivada a actuar enérgicamente después de que tribunales locales y nacionales respaldaron a residentes que demandaron a las administraciones citadinas por no controlar el caos nocturno.
Elena Montafia, de Milano Degrado, una asociación de vecinos, es una de 34 residentes del barrio de Porta Venezia que demandaron al Gobierno de la Ciudad por motivos de que la inacción a sus quejas había puesto en riesgo su salud. Dijo que habían estado suplicando a los administradores locales durante una década.
La situación de Milán se da después de años de esfuerzos de los líderes por ampliar la imagen de Milán de la capital financiera e industrial de Italia a una más orientada a los servicios y amigable para los turistas.
También hubo un aumento en las universidades de la Ciudad —ocho ahora— y en los programas de diseño y moda en los institutos.
El aumento de estudiantes es evidente en cómo ha evolucionado la vida nocturna, dijo Alessandro Balducci, quien imparte planificación y políticas urbanas en el Politecnico di Milano.
El año pasado, alrededor de 8.5 millones de visitantes pasaron la noche en Milán, reporta YesMilano, el sitio turístico de la Ciudad. Eso superó con creces los 5 millones que lo hicieron en el 2016, de acuerdo con Istat, una agencia nacional.
El barrio de Navigli —antigua zona de clase trabajadora— se ha convertido en un barrio moderno de restaurantes y bares.
“El alma del barrio es muy diferente ahora”, dijo Valassina.
© 2024 The New York Times Company
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