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El teatro íntimo de Off Broadway gana popularidad en Nueva York
Este renacimiento se debe a los menores costos de producción en Off Broadway, a la dificultad de rentabilidad en Broadway, y a un público joven y diverso
“¡Oh, Mary!”, que imagina a Mary Todd Lincoln como una alcohólica chiflada, irá a Broadway este verano.
mié 22 de mayo de 2024 a las 21:4
Por Michael Paulson/ The New York Times
Broadway está pasando por un momento de depresión postpandemia, entre la espada de mayores costos de producción y la pared de menores cantidades de espectadores. Al mismo tiempo, los grupos sin fines de lucro Off Broadway de Nueva York, que durante mucho tiempo fueron semilleros esenciales para muchos dramaturgos aclamados, están despidiendo personal, programación y bienes raíces. Pero hay un punto brillante esta temporada: el Off Broadway comercial, un pequeño sector de la economía teatral de Nueva York que durante años ha estado entre difícil e inactivo.
“¡Oh, Mary!”, una comedia disparatada que imagina a la ex Primera Dama Mary Todd Lincoln como una alcohólica chiflada, ha estado agotando localidades todas las noches en un teatro de 295 butacas y se trasladará a Broadway este verano. Al “Hamlet” de Eddie Izzard como solista le fue tan bien en un teatro de 199 localidades que se trasladó a un recinto de 349 butacas y ahora está planeando presentaciones en Chicago y Londres.
Una reposición comercial de “Danny and the Deep Blue Sea”, una de las primeras obras de John Patrick Shanley sobre dos inadaptados que se conocen en un bar, redituó en cartelera esta temporada gracias a sus dos estrellas, Aubrey Plaza y Christopher Abbott. Y un par de musicales para pasar buenos ratos, “La Tiendita de los Horrores” y “Titanique”, han iniciado funciones sin fecha de cierre.
“Hasta la pandemia, creo que la gente había descartado por completo el Off Broadway comercial”, dijo George Forbes, director ejecutivo del Teatro Lucille Lortel, que desarrolla obras de Off Broadway. “La narrativa era que no era financieramente viable”.
Los nuevos proyectos varían en contenido y tono, pero comparten la promesa de una experiencia íntima, un vecindario moderno y una autenticidad intangible. El público es más joven, más local y más diverso que el de Broadway.
“Hay un auténtico entusiasmo por ir y descubrir algo fuera de lo común”, dijo Lucas McMahon, un productor de “Oh, Mary!”.
Los productores e inversionistas se sienten atraídos por Off Broadway por varias razones.
La principal es económica: los costos de producción en Broadway se han disparado desde la pandemia, lo que dificulta significativamente que los espectáculos logren rentabilidad allí, incitando la búsqueda de alternativas de menor costo. El reto es que el beneficio potencial también es menor, porque las salas son más pequeñas.
También es más difícil conseguir cobertura de prensa y las obras no son elegibles para los premios Tony, otra fuente potencial de atención. Pero con menos localidades qué vender, es más fácil tener salas agotadas, lo que crea una sensación de escasez que puede ayudar a impulsar la demanda en taquilla.
“Hace 20 o 30 años tenías que esperar las críticas, y luego el boca a boca se dejaba sentir en cuatro a seis semanas”, dijo Arnold Engelman, productor de las obras de Eddie Izzard desde hace mucho tiempo, incluyendo el “Hamlet” actual. “Ahora, el boca a boca es inmediato”.
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