Tan querido y a la vez tan odiado, don Tiburcio Carías Andino es mencionado siempre como un gobernante que desconfiaba de las deudas de gobierno; especialmente las deudas con el extranjero. Al igual como sucede en Argentina, que ya llegó al límite de su endeudamiento externo objeto de reclamo, Honduras no debe celebrar mayores endeudamientos.
Contrario a don “Pepe” Lobo, que manifestó que: “Honduras siempre ha estado endeudada”, como justificación para establecer la seuda aoberana a nuestra nación, no es correcto contraer más deudas para maquillar balances de gobierno. Esta actitud nos ha llevado a perder la soberanía económica y por más democracia política que tengamos no podemos seguir resolviendo con política males económicos.
El excesivo endeudamiento más la dependencia al capital exterior por inversionistas reacios que cobrarán la deuda más temprano que tarde nos llevará a un ajuste económico brutal aumentando los impuestos a los ciudadanos y estableciendo unos periodos de cumplimiento y rendición de cuentas sobre la base de la reestructuración de la deuda hondureña. Vamos en camino a unas condiciones draconianas de pago de deuda.
