En 1992, los líderes mundiales se reunieron en la Cumbre de Río de Janeiro, Brasil, para tratar temas vitales para la supervivencia ambiental del planeta.
Del 4 al 6 de junio del recién iniciado 2012, dos décadas después de dicha Cumbre, los presidentes, primeros ministros y demás gobernantes de todos los países del globo se congregarán nuevamente en un esfuerzo mundial para alcanzar el aprovisionamiento universal de agua para consumo humano y saneamiento, así como un mejor uso del recurso hídrico con el fin de aumentar la producción agrícola y reducir el hambre en los países pobres y subdesarrollados.
Otro objetivo a cumplir es aprovechar mejor el agua para aumentar la producción de energía para impulsar el desarrollo.
A veinte años de Río, los jefes de Estado se pondrán como metas para el año 2020 el incrementar en un 20% la eficiencia en suplir la cadena alimenticia, mejorar 20% la eficiencia del agua para la agricultura, la producción energética, el reúso del agua y su contaminación.
Para ello, todos los gobiernos deberán comprometerse a destinar suficientes fondos para invertirse en agua potable y saneamiento, al igual que en la educación de las poblaciones en temas de higiene; estas medidas se deberán cuantificar con indicadores de sostenibilidad ambiental y social.
De igual manera, se deberán crear incentivos para promover la eficiencia en el uso del agua y proteger los ecosistemas productores del agua y comprometerse a tener políticas y reformas institucionales y nacionales que posibiliten una gestión integrada del agua, la energía y la producción de alimentos, con legislaciones que garanticen el acceso al agua y al saneamiento para todos, preservando los ecosistemas y creando las facilidades que comuniquen a los ministerios con los demás sectores para asegurar tales recursos a todos los sectores poblacionales.
Muchos hablan que en Río más veinte se promoverá una economía verde como un camino para el desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza y que de no alcanzarse tales metas, el vacío a tener en el año 2030 representaría en una falta de cobertura del 40% de la población mundial del líquido vital.
La cumbre de Río este año es una gran oportunidad para hacer conciencia en todos los pueblos del mundo de la necesidad de usar menos agua para producir más comida y de hacer un mejor uso de los recursos hídricos para impulsar el desarrollo y erradicar la pobreza. Esperamos se logren sus objetivos.