En “El mundo de Sofía”, la novela escrita por Jostein Gaarder, se nos presenta un fascinante viaje a través de la historia de la filosofía, en el cual el personaje principal, Sofía Amundsen, se embarca en un recorrido lleno de asombro y cuestionamiento sobre el mundo que la rodea.
En este artículo, exploraremos el papel del asombro como motor del pensamiento filosófico, utilizando citas tanto de la obra como de destacados filósofos, para reflexionar sobre la importancia de esta actitud en la búsqueda del conocimiento y la comprensión de la realidad. La filosofía, en su esencia, nace del asombro ante la realidad que nos rodea.
Aristóteles, en su obra “Metafísica”, afirmaba que el asombro es el origen de la filosofía, ya que es lo que impulsa a los hombres a cuestionar y reflexionar sobre el mundo. En “El mundo de Sofía”, este sentimiento se manifiesta cuando la protagonista comienza a recibir cartas misteriosas que la llevan a cuestionar su propia existencia y a explorar las grandes preguntas de la humanidad.
Jostein Gaarder describe magistralmente el momento en que Sofía experimenta el despertar del asombro al iniciar su viaje filosófico: “Es como si de repente abrieras la puerta a una habitación oscura y vieras una luz resplandeciente que te cegara temporalmente, pero te mostrara un mundo completamente nuevo y lleno de posibilidades. Eso es lo que sentí cuando empecé a estudiar filosofía”.
Este pasaje refleja la sensación de asombro que experimentamos al adentrarnos en el mundo del pensamiento filosófico y descubrir las infinitas preguntas que nos plantea. Sócrates, uno de los más grandes filósofos de la historia, también entendía el asombro como el primer paso hacia el descubrimiento: “El asombro es el primer paso hacia el descubrimiento.
Cuando nos asombramos ante la realidad que nos rodea, nos abrimos a la posibilidad de entenderla en su totalidad”. Esta cita nos invita a reflexionar sobre cómo el asombro nos impulsa a explorar más allá de lo evidente y a buscar respuestas a las grandes preguntas de la vida.
