Walter S. Rodezno

La situación política y social actual, es importante identificar y abordar ciertos comportamientos que replicamos y que provienen de épocas o estilos de liderazgo cuestionables

  • 21 de septiembre de 2024 a las 00:00
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La situación política y social actual, es importante identificar y abordar ciertos comportamientos que replicamos y que provienen de épocas o estilos de liderazgo cuestionables. A continuación, se presentan algunos de estos comportamientos y su impacto en nuestra realidad: a menudo, enfrentamos dificultades cuando no aceptamos la situación tal como es y no le damos la magnitud que realmente tiene. Esta falta de aceptación puede llevar a una gestión ineficaz de los problemas, exacerbando las dificultades en lugar de solucionarlas.

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Muchos líderes actuales, al igual que sus predecesores, evitan asumir incluso una responsabilidad indirecta. El no tener o aplicar controles adecuados contribuye al problema. Esta evasión de responsabilidades impide la implementación de soluciones efectivas y perpetúa la ineficacia. Se observa una tendencia a transferir o evadir responsabilidades, comparando situaciones actuales con narrativas como “la venganza de los narcos” o “el imperio”. Esta práctica de eludir la responsabilidad hace que el ciudadano perciba liderazgos que no asumen su papel, incluso frente a evidencia clara como videos o testimonios.

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A menudo se individualizan las responsabilidades, ignorando que las personas implicadas tienen roles hegemónicos en sus respectivos contextos. Esta forma de ver las responsabilidades de manera aislada oculta el papel crucial que desempeñan los líderes y las estructuras que ellos representan. Medir a los demás con una vara y a nosotros mismos con otra, especialmente en aspectos como lo “familiar”, crea una percepción de contradicción y doble moral. Esta falta de coherencia en las normas y principios genera desconfianza y confusión en la ciudadanía.

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El mejor apoyo que podemos ofrecer es actuar con sinceridad, pedir perdón por los errores cometidos, y proponer y aprobar medidas concretas para el cambio. Aceptar nuestras fallas y asumir responsabilidades es esencial para la mejora continua. La tibieza en la rectificación de errores pone en riesgo procesos históricos importantes.

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