Por séptimo año sigue en vigencia en la capital la campaña “Cero Pólvora” que, además de la concienciación de los padres de familia sobre el peligro que representan los productos con pólvora, también impone una estricta prohibición al transporte, comercialización y uso de los mismos en los días previos y durante las fiestas de fin de año.
Al iniciar la campaña, reforzada con una ordenanza de la Alcaldía Municipal del Distrito Central, y apoyada por el Hospital Escuela, ya son dos niños: uno de trece y el otro de nueve años, los que han sido atendidos en la Sala de Quemados como nuevas víctimas de la pólvora.
Desde el martes, las autoridades edilicias acompañadas por la Fiscalía de la Niñez, la Policía Nacional, Cuerpo de Bomberos y la Fundación de Niños Quemados del Hospital Escuela, entre otras, tienen la misión de aportar lo que les corresponde para no permitir el ingreso del producto de otros sectores del país, su comercialización y mucho menos que sea accesible para los menores.
Incluso, el presidente de la Asociación de Municipios de Honduras (Amhon), Carlos Bendeck, instó a las demás corporaciones municipales del país para que también pongan en vigencia la misma ordenanza.
Pero, más allá del inmediato decomiso del producto a los transportistas y vendedores de todo tipo y de las fuertes multas a que se arriesgan los infractores de la ordenanza municipal, lo más importante es que los padres de familia están conscientes que cualquier producto de pólvora, desde los más potentes hasta los aparentemente inocuos, como las luces de bengala y chispitas, en las manos de un menor pueden causar graves daños, incluso la muerte.
A pesar de que hay quien defiende, por cuestiones de tradición o de libre albedrío, el derecho de la ciudadanía a usar los productos de pólvora en las fiestas de Navidad y Año Nuevo, lo cierto es que al hacer las comparaciones entre la cantidad de niños quemados antes de que comenzara la prohibición en la capital y las que han ocurrido en los últimos años (cero niños víctimas de la pólvora en 2008 y 2012) no queda más que aceptar que la medida ha salvado a muchos menores, y ante eso no hay argumento que valga.
Esperemos, pues, que “Cero Pólvora” en Navidad y Año Nuevo en la capital sea una realidad, que quien la viole sea castigado y, más que todo, que cuente con el apoyo de los padres de familia.