Columnistas

Cambios y sus impactos en Honduras (I)

A partir de la década de los novecientos cuarenta del pasado siglo hasta la actualidad, elementos sanitarios, tecnológicos, conductuales, han modificado, positiva o negativamente, a nuestros compatriotas, la calidad de sus vidas y expectativas.

Los antibióticos, desde la penicilina, permitieron tratar distintos tipos de infecciones. Su abuso ha conducido a crear resistencias a gérmenes patógenos, resultando cada vez más difícil y costoso el tratamiento médico.

Anticonceptivos: han permitido a las mujeres, tanto planificar el número de hijas que desean traer al mundo, así como disfrutar de su sexualidad, reduciendo el número de embarazos no deseados, estimulando la planificación familiar vía control de la natalidad.

Vacunas: padres y madres han comprendido cuan vital es su aplicación desde la temprana edad de sus vástagos, a efecto de generar anticuerpos y defensas en prevención de enfermedades, tales como viruela, sarampión, tosferina, poliomielitis y otras. Con la llegada del covid-19, campañas de desinformación impidieron que la totalidad de la población fuera inoculada, aumentando con ello el número de defunciones. Pronto llegará la vacuna para el dengue, que está en curva ascendente por ausencia de oportuna prevención.

Crecimiento demográfico y migraciones de áreas rurales a urbanas: a partir de la década de los novecientos cincuenta en adelante, en búsqueda de oportunidades educativas y laborales, impactando en crecimiento caótico con dotación limitada de servicios públicos: agua potable, energía eléctrica, procesamiento de desechos. Escasez de vivienda, barrios marginales, tugurios, inseguridad de las personas y sus bienes, constituyen algunas consecuencias resultantes.

Telefonía celular: evolucionó las comunicaciones, desplazando cada vez más a la fija, concesionándola a empresas extranjeras en perjuicio de Hondutel, que acusa déficits crecientes con un número cada vez menor de usuarios.Internet: cada vez más utilizada por redes sociales, educación interactiva, periodismo, democratizando el acceso al conocimiento, como en el pasado lo hizo la imprenta.

Tarjetas de crédito: de una parte, agilizando las transacciones financieras, de otra, si no se utilizan responsablemente, provocando endeudamientos acelerados al pagar tasas usurarias generando ganancias significativas a empresas emisoras de “dinero plástico”.

Comidas y bebidas chatarra: desplazan a negocios locales, provocando adicciones y elevadas tasas de diabetes, obesidad, enfermedades cardíacas, incrementando los ingresos de personas poseedoras de franquicias de cadenas multinacionales, modificando negativamente dietas alimenticias.

Liberación sexual y diversificación en las relaciones interpersonales, trascendiendo el modelo hombre-mujer, para optar por el bisexualismo, la homosexualidad, el lesbianismo. Sus representantes, víctimas de discriminación, acoso, muerte, se han organizado para la defensa de sus derechos humanos.

Fútbol: transformado de un deporte más en uno de masas, provocando fanatismos, violencia, válvula de escape para las frustraciones cotidianas, opio que desvía la atención de problemáticas individuales y colectivas.

Consumismo irracional: responsable de deudas, abandono de esencialidades. La publicidad comercial estimula esta adicción, con mensajes implícitos que la felicidad y bienestar estriban en comprar más y más, en detrimento de estilos de vida racionales y frugales.