Ha generado tantas expectativas la nueva administración que asumirá el 27 de enero, que poco tiempo ha quedado para reflexionar sobre la gravedad de los problemas heredados por el Gobierno que deja el poder. Para hacerle honor a la historia y explicar la raíz de las dificultades por las cuales atraviesa la nación, algunos inconvenientes son de naturaleza histórico estructural, agravados por un Gobierno irresponsable.
Uno de los problemas sobre el cual no debe generarse tantas expectativas de solución es el desempleo. La causa de este problema es mucho más grave de lo que se piensa.
La existencia de lo que C. Marx llamó ejercito industrial de reserva produce mejores condiciones de competencia empresarial; cuanto mayor es el número de desempleados, menor es el costo de la mano de obra y mayor es la ganancia del inversionista. El desempleo actúa como una palanca, empujando a los trabajadores a desempeñar una labor por el salario que disponga el empresario.
Según el Boletín Económico de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (2021), la situación del empleo en Honduras es crítica, tanto que el país pasó de 2,798,836 a 3,746,559 personas con problemas de empleo desde 2019, esto, en parte, según la publicación, producto del confinamiento derivado de la pandemia y por las tormentas Eta y Iota.
Para los responsables de la publicación mencionada es de lamentar que, en la última década, la promoción de las políticas públicas orientadas al mercado laboral ha denotado una debilidad estructural que ha condicionado y deteriorado la calidad del empleo, así como las condiciones laborales de miles de trabajadores, dado que estos han tenido que pasar de una estructura de mercado a otra, predominando principalmente puestos de trabajo precarios con bajos salarios y una baja productividad.
Un señalamiento que hacen los economistas de la mencionada publicación y que no se debería pasar por alto es el que se refiere al análisis del desempleo por sector, estimando que las actividades del sector primario presentan una disminución del 28,8% con relación al 2019, siendo la agricultura, ganadería, caza, pesca y silvicultura las más afectadas, debido a que se redujeron aproximadamente más de 350 mil puestos de trabajo, señalando que los demás sectores, como la industria y los servicios, fueron los que menos pasaron dificultades.
Revertir la situación del desempleo no será una tarea fácil. Hay necesidad de recuperar la normativa laboral existente antes de la llegada del presidente actual. Quizá la norma más dañina aprobada es la Ley de Empleo por Hora y otras que llevaron a precarizar no solo los salarios, sino también las condiciones de vida en general.
Tendrá el Estado que asumir políticas públicas y acciones que vuelvan atractiva la inversión en el campo, revisando los tratados de libre comercio en temas agrícolas, que es donde más daño han hecho, reduciendo la capacidad competitiva de los agricultores y a veces llevándolos a la quiebra.
Uno de los problemas sobre el cual no debe generarse tantas expectativas de solución es el desempleo. La causa de este problema es mucho más grave de lo que se piensa.
La existencia de lo que C. Marx llamó ejercito industrial de reserva produce mejores condiciones de competencia empresarial; cuanto mayor es el número de desempleados, menor es el costo de la mano de obra y mayor es la ganancia del inversionista. El desempleo actúa como una palanca, empujando a los trabajadores a desempeñar una labor por el salario que disponga el empresario.
Según el Boletín Económico de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (2021), la situación del empleo en Honduras es crítica, tanto que el país pasó de 2,798,836 a 3,746,559 personas con problemas de empleo desde 2019, esto, en parte, según la publicación, producto del confinamiento derivado de la pandemia y por las tormentas Eta y Iota.
Para los responsables de la publicación mencionada es de lamentar que, en la última década, la promoción de las políticas públicas orientadas al mercado laboral ha denotado una debilidad estructural que ha condicionado y deteriorado la calidad del empleo, así como las condiciones laborales de miles de trabajadores, dado que estos han tenido que pasar de una estructura de mercado a otra, predominando principalmente puestos de trabajo precarios con bajos salarios y una baja productividad.
Un señalamiento que hacen los economistas de la mencionada publicación y que no se debería pasar por alto es el que se refiere al análisis del desempleo por sector, estimando que las actividades del sector primario presentan una disminución del 28,8% con relación al 2019, siendo la agricultura, ganadería, caza, pesca y silvicultura las más afectadas, debido a que se redujeron aproximadamente más de 350 mil puestos de trabajo, señalando que los demás sectores, como la industria y los servicios, fueron los que menos pasaron dificultades.
Revertir la situación del desempleo no será una tarea fácil. Hay necesidad de recuperar la normativa laboral existente antes de la llegada del presidente actual. Quizá la norma más dañina aprobada es la Ley de Empleo por Hora y otras que llevaron a precarizar no solo los salarios, sino también las condiciones de vida en general.
Tendrá el Estado que asumir políticas públicas y acciones que vuelvan atractiva la inversión en el campo, revisando los tratados de libre comercio en temas agrícolas, que es donde más daño han hecho, reduciendo la capacidad competitiva de los agricultores y a veces llevándolos a la quiebra.