Columnistas

Deshumanización de la función pública

El creador de la pieza literaria “La rebelión de las masas”, José Ortega y Gasset, publicó en 1925 el libro “La deshumanización del arte”, en el cual habla como a lo largo del tiempo se han ido desnaturalizando muchas cosas de la vida, una de ellas, el arte, el cual, para él debe servir para reflejar la realidad de la vida, sin embargo, ya en esas fechas apreciaba una ruptura de la representación de las emociones humanas, donde el arte, en lugar de centrarse en temas importantes y más cotidianos, comenzó a acercarse más a la subjetividad, de lo que el artista pensó o quiso decir y se cae a un juego de interpretación, en esta obra Ortega y Gasset se centra en mencionar que este tipo de arte moderno no es para todo el mundo, sino solo para una clase elitista que puede comprender y entender este arte.

Actualmente, en las diversas formas de gobierno que existen en el mundo, encontramos que también hay deshumanización de la función pública, donde, como hemos hablado en diferentes ocasiones por este medio, los políticos no buscan promover y garantizar el bien común, sino sus propios intereses, donde gobiernan a favor de algunas élites económicas, políticas y sociales, para agradar a los referentes de las derechas e izquierdas en la región, dejando a un costado al pueblo que les eligió para que les representen.

Pero el problema inicia desde las personas que llegan a la función pública, no podemos esperar manzanas de un árbol de peras, mucha de la gente que forma parte de la administración pública no entienden cómo funciona o de qué manera gobernar para satisfacer las necesidades de la población hondureña, como dice un proverbio turco: “Cuando un payaso se muda a un palacio, no se convierte en rey. El palacio se convierte en un circo” , por eso hemos tenido una casta política vinculada a temas de corrupción y narcotráfico y la clase política en general es mal vista, porque usualmente han llegado las personas incorrectas a gobernar.

El reto actualmente es recuperar el correcto funcionar de la administración pública con personas idóneas y capaces, no obstante, eso solo se logra con la voluntad de la mayoría de la población hondureña, el desafío es que nosotros mismos promovamos e impulsemos los mejores prospectos políticos para que den un paso al frente, valoremos la especialidad, honestidad, conocimiento de las personas antes de considerar darles el voto.